He olvidado mi universo. Hay dos formas de vivir, hacia dentro o hacia fuera. No es que una sea mejor que la otra, pero yo me había decidido por la primera y muy bien sin saber cómo lo que tantos años me costó construir ha desaparecido. Mi burbuja de cristal estaba llena de ángeles burlones y sonrisas traviesas. Aunque yo era el protagonista. Botaba de un lado a otro sin descanso. Viendo atardeceres plácidos y noches intensas. Las mañanas, casi siempre frías, también estaban bien.
Ahora, por arte de magia, todo aquello se ha desvanecido y he tenido que volver a empezar. La vida no sigue igual. Hubiera reconstruido aquello, pero es que ya no queda nada. A veces me pongo triste porque sé que he dejado a mi mundo sin mí demasiado tiempo. Intento rectificar, volver atrás, pero eso sé que es imposible. Sólo hay una opción, encontrarme otra vez soñando con peces de colores y mariposas diáfanas.
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