sábado, 29 de marzo de 2014

Tenían fiebre

En aquella época todos estaban enfermos. Tenían fiebre, apenas podían respirar y el mundo se les caía encima. Pronto dejarían de estar. Nadie recordaba una epidemia como aquella, ni por asomo se parecía a cuando un buen día muchos dejaron de amar a sus mujeres. Todos desconocían la razón de aquella plaga, sólo sabían que un mal día todo comenzó a cambiar. A la gente le dejó de apetecer besar y los niños se negaron a pintar con colores. El mundo volvió a ser en blanco y negro. Después vinieron los hombres de negro, que arrasaron con los bancos en los parques y los patos de los estanques. Las primeras muertes llegaron en invierno y la plaga de tristeza se extendió igual que lo hace el aceite sobre el agua tibia. Ahora ya es demasiado tarde, todos estamos enfermos y nadie quiere ponerse a soñar para salvarnos.

martes, 25 de marzo de 2014

Esperando que todos se cuelen



La puerta de aquel hostal sigue entreabierta para que todos entren. Pasé por delante el otro día y, al mirar hacia dentro, vi que la gente continuaba siendo feliz, que algunos allí estaban tristes, pero la mayoría vivía. Siempre estuvo así, esperando que todos se colasen. Había quienes entraban y entre veras y bromas dejaban alguna huella y otros que, en silencio, sólo querían tocar todas las farolas convertidas ahora en estrellas de un cielo limpio y puro. Como no tuve suficiente volví a pasar al rato para echar otro vistazo y ojear todo cuanto alcanzara mi fatigada vista. Fue entonces cuando atisbé alguna princesa y también muchos sueños; casi ninguna pesadilla. Había hambre, pero también despilfarro y Enriqueta con su desparpajo. No paraba de bailar al lado de Cisco, pero éste ni caso... Cada loco tenía su camisa de fuerza y los maestros enseñaban a luchar por mundos mejores a los pequeños de la casa. El portero me pilló mirando, abrió un poco más aquella puerta azul tokio por si me apetecía cruzar el zaguán y no pude resistirme, esta vez no...

sábado, 22 de marzo de 2014

Entrada 1.000: Sois luz

Quizá hoy sea un día normal, igual que cualquier otro, o no. Con estas cosas nunca se sabe. Lo cierto es que los días se han sucedido uno tras otro para llegar justo hasta aquí y me da la impresión de que todo esto continúa... 

Gracias a todos acompañarme, sois luz.

martes, 18 de marzo de 2014

Comienza un tiempo nuevo

Toca irse. Eso pensó Alfo aquella mañana de primavera cuando los primeros rayos de sol le despertaron y al asomarse a la ventana olió el mar. Aquel olor era inconfundible, tocaba buen tiempo y todos los rincones de su piel lo sabían. Atrás quedaba el quejumbroso invierno y sus tonterías. No habría más llamadas a destiempo, ni comidas de trabajo. Ahora era libre para viajar al sur, aunque todos le dijesen que el futuro estaba en el norte. Maldito norte, con gente aburrida y despiadada, de tripa abultada. La nube pasajera se perdió en la inmensidad del cielo y voló por la carretera, quería alejarse lejos de todo, donde no quedase ningún mal recuerdo, ni tampoco penas insatisfechas. Corrió en busca del sol, de la alegría de vivir y de agua fresca. El viento le acariciaba la cara porque por fin soplaba a su favor. Comienza un nuevo tiempo...

'Mr Brightside', de The Killers 

Pdt. El próximo será el post 1.000. Gracias a todos por seguir ahí.

domingo, 16 de marzo de 2014

Ven la novela

La música que suena es alegre, el sol y la comida también. Todo es perfecto, los niños juegan en la plaza y las abuelas dormitan mientras ven la novela. Quizá hoy Maríahelena le confiese su amor a Danielmateo. Los buenos tiempos parece que comienzan a soplar, pero SL se empeña en quedarse en el barro, en los tropiezos del camino, en no perdonar,... Ojalá supiera la manera para hacer que prefiera avanzar de mi mano a quedarse atrás. Ojalá...

Pdt. La imagen pertenece a Alexander Bolotov.

viernes, 14 de marzo de 2014

Aquella silla que aún olía a ella

Entro en silencio en aquel aula un poco decrépita y desvencijada que parecía estar allí desde antes de los tiempos. Era como un santuario en el que nadie hubiera tocado nada, igual que le pasa a los cementerios abandonados. Cargada del polvo del paso de los años, anduvo entre las sillas y mesas buscando justo en la que se sentaba M, allí justo al lado de la ventana. Hacía tanto tiempo desde todo aquello, que no lo recordaba así, aunque sabía que todo seguía igual. Hay cosas que nunca cambian, se dijo. Se asomó un rato a la ventana y respiró el mismo aire que ella debía respirar cuando se sentaba allí. Le volvieron a la memoria sus ojos azul y su sonrisa, pero después los recuerdos se le agolparon impidiéndole seguir y debió sentarse unos segundos en su silla, en aquella silla que aún olía a ella, aunque hubieran pasado mil años; y allí estuvo hasta que la realidad lo devolvió a su ausencia. Abrió los ojos y se percató de que el sol se había ido y no quiso preguntar cuánto tiempo había permanecido en aquel lugar, reviviendo el pasado, cuando ella estaba y todo parecía mejor. Apresurado salió del aula, bajó por las escaleras y llegó al patio, pero no oyó la sirena del recreo...

'Somebody I used to know', de Goyte y Kimbra (Remix) 

martes, 11 de marzo de 2014

Siempre azul

Esperaba en la puerta del banco que alguien pasase y le dijese algo. Todas las mañanas, como si fuera su único trabajo, se levantaba temprano, se vestía y echaba andar bajo la lluvia de marzo. Llegaba a aquella puerta sobre las 8, un poco antes de que abriesen la sucursal y allí se disponía a esperar. No sabía muy bien a qué, pero aguardaba algo importante porque algo en su interior le decía que sólo tenía que estar en aquel lugar. Miraba a unos y otros, y sabía que la buena fortuna estaba por llegar. Había perdido la cuenta de los días que llevaba esperando y a medida que avanzaba el día su ánimo decaía, pero seguía resistiendo. Quizá dentro de un rato o mañana, o tal vez pasado. Lo que está por venir está más próximo de lo que todos creen, se repetía como si fuese esa plegaria a la que te agarras cuando todo va mal y deseas -con todas tus fuerzas- que el sentido del viento cambie de dirección y lleguen, de una vez por todas, las corrientes a favor. Desde aquel extraño lugar divisaba el mar, azul, siempre azul. También los coches que no iban a ninguna parte y daba los buenos días a los que esperanzados entraban al banco, pero sobre todo a los desahuciados que salían de él. Algún niño le preguntó qué hacía allí, pero casi todos le habían dejado por imposible. Aún así, no se amilanó. Se iba a quedar allí porque algo bueno pasaría...

viernes, 7 de marzo de 2014

Mojado de tanta desgracia

Se acabó la guerra. K se dio por vencido un jueves de carnaval. No quería más. Estaba cansado, harto de tanta batalla sin final feliz. Ahora le apetecían otras cosas, alguna buena. Bailar hasta el amanecer. Despertó de un mal sueño y sus sábanas estaban mojadas de tanta desgracia. Quiso izar una bandera blanca, se rendía y ahora le tocaba firmar su capitulación. Lo haría al alba. Lo perdería todo, pero habría conseguido paz. Una cosa por otra. Una mañana, ya hace demasiado tiempo, le dijeron que las únicas guerras que no se ganan o que siempre se pierden son las que no se luchan, y se lo creyó a pies juntillas. Ahora tanto sufrimiento después se preguntaba si habría merecido la pena, si no hubiera sido mejor haberse dado por perdido desde un inicio. Ya no recordaba todos los muros contra los que se había estampado sin contemplación. Demasiados. Se acabó la guerra y lo supo justo cuando vio que Lola se había llevado todas sus cosas. Ya no estaba su maleta carmelita. Ni sus zapatos de tacón. Miró en el baño, pero ni rastro de sus pinturas. No quedaba nada. Y ahora él estaba como debajo de una tenue capa agua, sin poder respirar. No tenía más batallas, ni guerras que lidiar. Se había quedado solo, triste y solo...

'Bye bye love', de Madeleine Peyroux 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Trazos de luz

Y se creyó que aquella maldita canción era feliz. Por eso cuando él se fue no pudo volverla a poner en su tocadiscos. Antes, cuando todo era felicidad no paraba de tararearla. Era el primer pensamiento que le venía a la cabeza al despertar, la cantaba de camino al trabajo y también mientras almorzaba un bocadillo a toda prisa en la oficina. Pensó que era alegre por que le recordaba a él, a su voz, a su olor y sobre todo a sus manos. Por las tardes cuando le tocaba clases de pintura, de su acuarela sólo salían trazos de luz. En aquel tiempo sabía que la oscuridad no podría con ella, pero tristemente pagó cara su osadía. Ahora él no estaba y su tocadiscos se había estropeado por el desuso. No sabía qué ocurriría mañana, pero había perdido todo interés. En algún amanecer recordaba alguna estrofa que en lugar de lanzarla al espacio la dejaba hundida bajo las sábanas. Maldita canción...

domingo, 2 de marzo de 2014

Gentes que no esperaban nada

Qué habrá sido de ellos, de todos ellos. De aquellos que un buen día en la parada de guaguas o esperando para entrar en el cine llegaban y te contaban todas sus penas. Igual que hacen los amigos de toda la vida. No sé nada de ellos. Ni tampoco de aquella señora que aprovechando un descuido se me coló cuando me tocaba en la frutería con la excusa de que cargaba muchas tristezas. ¡Ay, esta vida injusta! También aparecían en la consulta del doctor Babel y cuando tocaba pagar Hacienda. Como me inquietaban las colas interminables de gentes que no esperaban nada. Ellos eran como nubes pasajeras que de repente aparecen, descargan sus desgracias y se volatilizan como si nunca hubieran existido. No se vuelve a saber nada de ellos. Reconozco que no siempre llevaba conmigo mi gabardina de colores, la que de todo me cuida, así que me tocaba capear la tempestad sin protección, al aire. ¿Qué habrá sido de todos ellos, seguirán desparramando sus aflicciones? ¿Seguirán entreteniendo a los aburridos y buscando consuelo en las esquinas y luz en la oscuridad? Quién sabe, pero en días como hoy se les echa de menos...