viernes, 28 de diciembre de 2012

Pudiendo afirmarse

Vivíamos en unas circunstancias en las que era normal que ocurriera todo lo que la imaginación podía representarse, pudiendo afirmarse, por tanto, que nuestra capacidad de imaginar se había empobrecido.

"Confesiones de una máscara", Yukio Mishima.

jueves, 27 de diciembre de 2012

La Casa de los Gala-Fernández


El viejo transistor suena al fondo de la casa sin cesar, día y noche… Sólo dan malas noticias hasta que a las seis de la tarde, Magdalena apaga el aparato y manda a parar. En unos minutos sus cuatro hijas y los tres niños están listos, cogen sus pocas pertenencias y cierran la puerta. Corría el año 1908 y desde hacía meses todos decían que aquel sería el último año. Comenzaron a andar por aquella vereda maltrecha rumbo a la Casa de los Gala-Fernández, que por aquellos lares era la única hecha con cierto tino. No llegaron los primeros, ya había gente que se amontonaba en los bajos de aquella mansión decimonónica. La noche sería larga, quizá la más larga de sus vidas. Los pequeños corrían de un lado a otro ante los reclamos de los menos avezados en el arte de bien amar. Los segundos pasaban más despacio que de costumbre y los candiles se consumían acunados por los rezos del Rosario de las viudas más tristes que anhelaban en secreto reencontrarse con sus maridos en el más allá. Pronto la casa se llenó de todos aquellos temerosos de Dios que habían huido rápido cobijándose en ella. No cabía ni un alma más y la oscuridad fue haciéndose con todo, a la luna se le había olvidado salir aquella extraña noche de marzo. Hubo quien pudo dormir y a las tres se repartió un poco de consomé, tal vez el último, que sentó como un bálsamo perfecto calentando estómagos atormentados y adormilando a los más intranquilos por lo que estaba por venir. Los perros no lloraban y los todos gatos se habían ido de picos pardos. Las vacas y los bueyes dormían… Al final no pasó nada, el mundo no se acabó y todos regresaron a sus casas con las primeras luces del día.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Un milagro

Todos estaban alrededor de una mesa repleta de manjares. Hablaban con la boca llena y reían. En los últimos tiempos habían sucedido tantas cosas, que casi era un milagro que hubieran llegado a sentarse en aquella habitación para compartir y dejar a un lado los malos tiempos… Feliz Navidad.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Nada se detenía

En los últimos días Maribel había soñado con salir de la zona de confort. Adentrarse en ese mundo complicado que rodeaba al suyo, que quizá estaría lleno de incertidumbres y que podría ser mejor… Una mañana pensó en tirar la toalla y dijo basta. Procuró respirar hondo y redactó una carta de renuncia, la firmó en silencio y la deslizó por debajo de la puerta. Después recogió sus cosas y marchó sin alharacas. Mientras se alejaba veía como la gente vivía ajena a su drama, nadie se inmutaba, nada se detenía… Tardó en llegar a alguna parte, descansó un buen rato y comenzó. Ahora todo estaba por descubrir…

'Like a prayer', de Madonna

domingo, 9 de diciembre de 2012

Un segundo de sosiego

Suena una música y se oyen aplausos. Hay mil luces de colores que giran y lo iluminan todo. Por las pantallas de televisión se ven fotografías antiguas de gente que parece feliz. Los que aplauden también lo parecen. Un señor de traje se acerca desde el fondo al escenario y su efímera sonrisa desaparece justo cuando se pone delante de una cámara. Comienza a hablar en un idioma extraño, parece nórdico. Se vuelven a oír palmas y entra una joven descocada que le da la mano y le sonríe. La chica comienza a desvestirse y la imagen se funde en negro. M despierta sin aire y no atina a saber dónde está. Cuando sus ojos se acostumbran a la oscuridad comienza a reconocer su cama, su mesilla de noche y su cortina. Poco a poco recupera la tranquilidad e intenta volver a dormir, pero el recuerdo de su pesadilla no le deja. Sólo hubo un segundo de sosiego, pensar en su barba, en sus ojos azules y en su piel…

lunes, 3 de diciembre de 2012

Futuro


Sin ciencia no hay futuro. Sin cultura no hay futuro. Sin educación no hay futuro. Sin sanidad no hay futuro. Sin periodismo no hay futuro. Sin libertad no hay futuro…

sábado, 1 de diciembre de 2012

Credo

Maribel lo dijo en voz baja, como si quisiera que nadie más se enterara: Creo en la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Cuando terminó volvió a abrir los ojos y siguió su camino.

viernes, 23 de noviembre de 2012

La venda de los ojos

Al amanecer, Maribel permanecía en silencio. Estaba sentada en su sillón verde limón, frente a la ventana. Parecía que el sol ya había salido, pero no estaba segura. Sentía su calor, en la palma de sus manos y en la poca piel que le quedaba al aire. Poco a poco se fue zafando de aquella venda que le tapaba los ojos. No sin miedo. Sabía que lo que podía venir después, tal vez no le gustaba. Los dedos le temblaban, pero aún así fue soltando el lazo, pero justo antes de terminar su empresa se detuvo y tuvo esperanza…

jueves, 22 de noviembre de 2012

A ciencia cierta

Caminando hacia casa, Maribel miró hacia el mar. Parecía despejado, pero allí estaba el arco iris. Aparece siempre en los momentos más insospechados. Debía de ser una lluvia muy fina aquella, que no se atrevía a llegar a tierra. Aún le quedaba un buen trecho para llegar a su meta, pero se entretuvo combatiendo, primero, el frío con su gastada chaqueta vaquera y, luego, desprotegiéndose cuando al sol le dio por aparecer para quedarse definitivamente. Se agarró a su pulsera, sabía que era el único amuleto que le hacía avanzar sin miedos y apoyándose sólo en la buena fe. Si haces las cosas con el corazón, saldrán bien. Ya en casa, cerró la puerta y se detuvo en la persiana a medio bajar, en las cortinas de flores y en aquella mesa decorada con dos rosas. Estaba en casa. Por fin estaba en casa, se dijo. Se había ido con el alba y ahora podía descansar. Antes se hizo un jugo de naranja. Desde el sofá, con los pies tendidos, dejando que los rayos del sol le acariciaran la piel y sabiendo, a ciencia cierta, que hoy todo volvía a comenzar…

domingo, 11 de noviembre de 2012

Amor de tarde


Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades. 

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
Mario Benedetti

El niño

A veces, el niño de ojos azules no respira...

viernes, 19 de octubre de 2012

Son míos...

Da igual lo que digan, cada vez que veo tus ojos se me detiene el mundo. Nada importa, sólo tú. Tu risa, tu piel. Las horas han dejado de ser importantes, las voces que se escuchan en la calle o los productos rebajados en el súper. Da igual lo que digan, tus ojos son míos…

jueves, 18 de octubre de 2012

Al pasar la barca



Al pasar la barca, me dijo el barquero: las niñas bonitas no pagan dinero. Al volver la barca me volvió a decir: las niñas bonitas no pagan aquí. Yo no soy bonita ni lo quiero ser...
 
Pdt. Entrada 901. Gracias.

lunes, 15 de octubre de 2012

Descansó libre

Jeremie salió corriendo, justo después de abrir los ojos. Lo hacía a tanta velocidad que parecía que todo lo demás se había detenido a su alrededor. Nada importaba ya. Avanzaba por las calles esquivando obstáculos y peligros. Los primeros rayos de sol le deslumbraban un poco y atajó por el callejón de la gata roja. Allí sólo el lupanar de la Loli permanecía abierto, sus chicas seguían esperando la recuperación de la crisis sentadas en butacas de mimbre al borde del abismo. Jeremie no se detuvo y al doblar la esquina oyó los cantos de sirena, pero esta vez no le vencieron, sabía donde iba. Al llegar a la panadería Sin Azúcar olió el aroma de los dulces recién hechos y un reclamo de su estómago le hizo dudar, pero no llevaba nada suelto en los bolsillos. Continuó su andadura y tampoco hizo caso a los improperios de los ladrones que preparaban su próximo golpe en el banco de la placita. Por fin llegó a su destino. Subió aquella escalera estrecha, de altos escalones y cobijo de cucarachas. Tocó en el cuarto y al abrirse la puerta y ver aquellos ojos verdes pudo sentir que estaba a salvo. Jeremie se lanzó a por un abrazo y descansó libre de los miedos de la noche.

sábado, 13 de octubre de 2012

X

Y al final del camino X se encontró con un perqueño tesoro. Una pequeña petunia, delicada y azul, como el cielo de abril. Sin que nadie se diese cuenta se la llevó a casa y la colocó en un rincón protegido de todo mal y donde el sol acariciaba lo justo para que la vida no se desvaneciese entre sus dedos. Comenzaron a pasar los días, despacio, pero sin descanso. La pequeña flor comenzó a coger fuerza. Cada día un poquito más hasta que las moscas empezaron a susurrarle que era adulta, que ya estaba lista para vivir. Una noche decidió dar el paso y se marchó, lenta, quedándose con los detalles, memorizándolos… Y X se quedó solo.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Descubrieron la nostalgia

"Los adolescentes de mi generación avorazados por la vida olvidaron en cuerpo y alma las ilusiones del porvenir, hasta que la realidad les enseñó que el futuro no era como lo soñaban, y descubrieron la nostalgia".

Memoria de mis putas tristes
Gabriel García Márquez

sábado, 15 de septiembre de 2012

Sin nadie escuchando


Había una vez un chico que había dejado de tener a quién contarle las cosas. Miraba para atrás y se veía escuchando tantas historias diferentes, de unos y otros, y ahora no había nadie que quisiese escucharle a él…
 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Más de lo que crees


¿Me quieres? Más de lo que crees. Y respiré tranquilo… Mi corazón dejó de latir a toda prisa, mis músculos se calmaron y la opresión del pecho desapareció poco a poco, igual que hacen los trenes de cercanías. Desde hacía días estaba como aprisionado en tu pequeña caja de zapatos; me sentía como uno de tus gusanos de seda, al que le pones unas hojas de higuera para que vaya tirando y poco más. Necesitaba luz y el bálsamo de tus palabras. Quería escuchar como cuentas historias o como me dices cosas al oído. ¿Me quieres?, pregunté muerto de miedo esperando cualquier respuesta. Más de lo que crees…

lunes, 3 de septiembre de 2012

Infinito

Iban por los caminos del oeste sin prisa y sin rumbo obligatorio, cambiando la ruta de acuerdo al capricho de un instante, al signo premonitorio de una bandada de pájaros, a la tentación de un nombre desconocido. Los Reeves interrumpían su errático peregrinaje donde los sorprendiera el cansancio o encontraran a alguien dispuesto a comprar su intangible mercadería. Vendían esperanza.

El plan infinito, Isabel Allende.

jueves, 30 de agosto de 2012

Hasta tanto

Marta se desvivía por Paul. Siempre estaba pendiente de él, de su salud, de su ánimo. Al menor cambio de su expresión, ahí estaba ella para calmar las heridas. No siempre fue así, ella sin darse cuenta fue cediendo espacio a aquel marino inglés que había llegado un verano en busca de aventuras y empresas harto complicadas. Cocinaba y tendía la ropa, pero sobre todas las cosas ella servía para que la realidad no le fuese dolorosa… A veces se extrañaba de su actitud, antes no era tan dadivosa, más bien lo contrario. Dicen que siempre en los acuerdos entre dos, hay uno que da más que el otro, que esto es algo inevitable. “Supongo que está bien”, se decía algunas noches que pasaba en vigilia, aunque no podía evitar pensar que las cosas serían así hasta que ella dijese hasta aquí hemos llegado. Ese momento sería en el que le tocaría hablar a Paul. Quizá esté dispuesto a dar. Hasta tanto, Marta continuaba mirando el cielo despejado las noches de luna creciente o el viento soplando las olas del mar…

domingo, 26 de agosto de 2012

Cuando los globos suben...

En el piso de arriba se oían unos pasos que recorrían el techo de un lado a otro sin parar. Intentaba dormir, pero el calor no le dejaba. Las ideas se le amontonaban en la cabeza. Lo que debía hacer en el trabajo, las llamadas pendientes, avanzar los expedientes,… Se deshizo de las sábanas y, por casualidad, se tocó el corazón e iba a mil por hora. No se había dado cuenta, pero ahí estaba ese tic tac incesante que le atormentaba. Abrió los ojos y observó aquel pequeño ventilador que ruidosamente daba vueltas sin apenas mover el aire. Tenía un aspa rota y de un manotazo lo apagó. Había vuelto el silencio y pensó en Zeta. Sobre todo en sus orejas y en su manera de mover las manos cuando explicaba alguna de sus teorías. Su cuerpo se activó y se dejó llevar por el deseo. El recuerdo le impedía respirar con claridad y ya no pudo descansar hasta que los globos de colores que Zeta había inflado en su mente comenzaron a decorar aquel techo tan extraño que le cubría…

jueves, 23 de agosto de 2012

Impostado

Comenzó a hablar y no se reconoció. Una tras otra salían de su boca palabras que nunca había oído. No sabía qué significaban, jamás las había escuchado, pero no podía parar. No sabía por qué razón, pero lo cierto es que hablaba como si no fuera él. Como si fuera un literato del XVI o como un ingeniero de aeronáutica. En otro tiempo se hubiera alegrado y mucho, pero ahora estaba en otra fase. Sólo quería decir lo que sentía, sólo eso. Sin estridencias y sobre todo sin palabras grandilocuentes. Pronunciar las palabras justas no es tarea sencilla y lo sabía. Pero había que intentarlo. A partir de ahora ésa era su única meta…

lunes, 20 de agosto de 2012

Me miras

Me miras intentando agarrarte a mí, como si yo fuese tu salvación, y no sé si podré ser ese a quien buscas, pero quiero… con todas mis fuerzas. Tus ojos extraños me desarman una y otra vez. Esa claridad me atrapa, me entontece y me lleva hasta el cielo. Y yo quiero. Claro que quiero. Rebusco entre las palabras más bonitas para decirte las que más te maravillen y, al final, me quedo mudo observándote. No se me ocurre nada, salvo estar junto a ti, abrazándote hasta que se me acaben las horas. Te diría tantas cosas, pero me mezclo entre tus manos y te llevo a mi pecho para que descanses siempre. Y respiro tu aire, y vivo porque tú eres quien hace que esté vivo… Y al rato vuelves a mirarme y yo vuelvo a saber que te quiero…

'La incondicional', de Luis Miguel

jueves, 16 de agosto de 2012

Dulces increíbles

Ruth estaba delante de aquel escaparate lleno de dulces increíbles. Sus ojos bien abiertos no daban crédito y su boca hecha agua era incapaz de cerrarse. Había manjares de crema, fresas, hojaldre, manzana, calabaza, pero sobre todo de chocolate. La pequeña se pasaba en frente de ‘Dulces y caprichos’ todas las tardes desde que recordara, aunque sólo podía comprar los domingos por la tarde, después del partido y siempre que el equipo de papá hubiera o hubiese ganado. Un día llegó a casa con la cara llena de ese azúcar blanco que espolvoreaban por arriba y los dedos de las manos pegajosos por culpa de aquella maravillosa crema. Nunca olvidaría la bronca de mamá, pero aun así aquella noche durmió plácida soñando con dulces de asombrosas formas y sabores. Deseaba tanto entrar, que poco le importaba lo que sucediera a su alrededor, que la casa necesitase un pintado urgente o que el grifo de la pileta gotease sin descanso. Con la llegada del calor, la ceremonia se retrasaba y en lugar de llegar al frontal de la dulcería a las cinco lo hacía a las seis y media, casi siete. El sol daba demasiado en aquella zona de la capital. Las dependientas apenas la veían, camuflada en la cotidianeidad de los días, pero ella estaba allí observándolo todo. Sabía que don Luis prefería los tubos de crema y que Soraya sólo besaba detrás del descampado a los chicos que le compraban conos de chocolate. Los que menos éxitos tenían eran los de nata y frutas como el kiwi o la naranja amarga. La manzana, por el contrario, se imponía entre las señoras de mediana edad y las cerezas entre las niñas menores de doce. Con el paso de los años, poca cosa cambió. Ruth seguía yendo a ‘Dulces y caprichos’ los domingos por la tarde a comprar uno o dos pastelitos y aquellos instantes se le hacían deliciosamente eternos. La crisis no afectó en demasía su bolsillo, que nunca estuvo lleno y eso propició que el rito se prolongase en el tiempo. Quizá nunca sería una chica lista, ni delgada. Quizá… Tampoco aspiraba a ello, Ruth sólo quería sentir y allí, delante de aquel escaparate, era capaz de hacerlo sin miedos, ni temores.

lunes, 13 de agosto de 2012

No había superhéroes

Momó nació un seis de diciembre. Hacía calor, pero también había algunas nubes. No recordaba cómo era antes, pero no era alguien alegre: Se había olvidado de sonreír. Quizá fue aquella primera discusión donde le zarandeaban o la temprana visita de la muerte. Después vinieron los años de silencio, el encierro, la lejanía y el viaje al interior. Tardó años en construirse su caparazón, allí dentro estaba libre de todo mal. Cuando podía se imaginaba un mundo nuevo, pequeño y donde la gente iba y venía. No había superhéroes. Sólo personas que a pesar de los pesares se querían. Momó se había olvidado de demasiadas cosas, incluso había días en los que lloraba pensando que jamás podría amar. No le gustaba o no sabía cómo abrazar o acariciar. Se sentía infinitamente extraño cuando le tocaba tocar. A veces añoraba todo eso que nunca tuvo y luchaba contra sí mismo porque le gustaría recobrar su infancia. Tal vez jugar a la pelota o a los exploradores. Dejar de tener las manos atadas y poder extender las alas para volar…

'Macumba', de Verónica Castro

viernes, 10 de agosto de 2012

Volverá a haber abejas en el campo

A veces las flores del camino no son suficientes para arrancarme una sonrisa. Quizá haya escrito demasiadas palabras y ahora sólo me apetezca que haya alguien a quien le dé por leerlas. Aunque sea un ínfimo rato. Todos hablan y hablan, pero el sol sigue ahí, en el cielo, solo y sin tener a nadie que le escuche. Y creo que es tiempo de decir qué es lo que necesito, que en ocasiones siento cómo se me atascan las palabras y, triste, no puedo hallar la forma de volver a respirar. El silencio me apaga poco a poco y temo que sea algo irremediable. Grandes o pequeñas, también tengo penas que me desasosiegan, que me impiden navegar en calma, aunque no las saque al aire. Todo volverá a su cauce y las flores del camino lograrán que vuelva a haber abejas en el campo y que su miel decore algún bonito escaparate de la ciudad. Será ese buen momento para volver a dormir, para descansar al fin…

martes, 7 de agosto de 2012

Enfadado

Y cuando más enfadado con el mundo estoy, llegas tú y sonríes, y es ahí cuando no puedo seguir enfrentado con todo lo que me rodea, que me sé entregado y que lo feo deja de tener sentido. Y me quedo detenido en tu boca, sabiendo que el reloj se ha detenido para siempre. Hay días en los que intento zafarme, aunque son los menos. Guardo silencio y echo a andar, mirando de vez en cuando hacia atrás por si aparece algún coche por la retaguardia y, tranquilo, osa a llevarme lejos de ti. Como si estuviese haciendo autostop. Así ando y no lo puedo evitar. No lo puedo remediar hasta que apareces con tus ojos grandes, transparentes, tu sonrisa inocente y tus dedos regordetes. Revolucionas todo a mi alrededor. Lo desordenas y deja de importarme que el pan haya vuelto a subir o que no haya llovido desde noviembre. Y termino dudando de si alguna vez estuve enfadado…

'Sabes', de Reik

sábado, 4 de agosto de 2012

Mar gris y de verano

Desde aquella ventana atisbaba el mar. Rotundo y con reflejos plata. Brillaba bajo un cielo nublado. Siempre le gustó aquel mar grisáceo y de verano. Mientras unos buscaban playas paradisiacas a él sólo le interesaban los rincones pequeños en los que refugiarse del ruido de los días. Hoy no estaba alegre, tampoco triste, pero no estaba alegre. Rebuscaba, pero no encontraba motivos, ni para lo uno ni para lo otro. Se le pasaban por la mente algunas caras, las cosas que se hacen por ellas, los esfuerzos, aunque no se digan a viva voz… Sí, se había levantado con el pie izquierdo, pero al salir procuró pisar primero con el derecho por aquello de compensar. Y así había ido el día, ni frío ni calor, ni bueno, ni malo, ni nada de nada. Y quiso volver a escuchar canciones alegres y dejar de pensar en la mediocridad de las horas, pero era tarea harto complicada. Esperar más, no siempre es bueno, ni real. Y entre los edificios volvió a buscar aquella imagen del mar, más gris plomo que antes. La encontró rápido y pudo volver a rezar para encomendarse a él y sólo le pidió una cosa: que lo que está por pasar sea bueno.

miércoles, 1 de agosto de 2012

A su paso

El calor avivaba las papeleras de la calle a su paso. Las cucarachas pululaban a su pesar intentando esconderse con la luz del día y corrían alejándose cada vez que la veían aparecer. Andaba sin mirar a ningún sitio en particular. No se fijaba en las caras, ni siquiera en los escaparates. Caminaba y caminaba, sin detenerse. Siempre hacia adelante. A veces llevaba una minifalda y otras un pantalón claro, pero lo que nunca le fallaba eran sus zapatos de tacón. Eran su único vicio. Sus favoritos, unos que la hacían tocar el cielo azul con los dedos. Su risa daba de comer a los perros vagabundos y cuando se le notaba alguna tristeza es como si el mar, enfurecido, hubiera dejado de vivir. Aunque estas ocasiones eran las menos. Siempre tenía dibujada en la cara una sonrisa y eso le ayudaba a seguir viva. No tenía nombre y quizá por eso todos los hombres la perseguían; la buscaban, intentando asir un trozo de su piel, y más de uno se vio obligado a perderse en la complicada nebulosa que llega justo cuando la razón abandona el buen hogar. Se contaban por decenas los perdidos por su culpa. ‘Muchos son los llamados, pero muy pocos los elegidos’, repetía incansable a todos sus pretendientes. Así se los quitaba de encima porque a quién ella realmente deseaba ya no estaba, se había ido en un barco velero…

domingo, 29 de julio de 2012

De regreso

De regreso. Abro la puerta y me tropiezo con una casa vacía, llena de polvo. El calor del verano aún está presente, la luz se cuela por las rendijas de las ventanas y la cisterna del wáter está seca. Dejo la maleta en un rincón, me da por mirar la nevera vacía y me quedo con las plantas que me esperaban sedientas. No sé por dónde empezar, no sé que toca ahora ni que debo hacer. Es un nuevo principio o no. ¿Quién sabe? ¿Qué pasará ahora? El sonido del portero me devuelve a la realidad y ojeo la despensa en busca de algo de comer, pero al rato y sin éxito ceso en mi empeño. Sí, no hay duda, estoy de regreso…

miércoles, 27 de junio de 2012

Comunicado oficial

A partir de este momento y hasta nueva orden este blog permanece cerrado por vacaciones. Disculpen las molestias.

domingo, 24 de junio de 2012

El secreto

Tenía dentro un secreto que no podía desvelar y que le atragantaba. Por las noches le costaba conciliar el sueño y, a veces, cuando dormía se despertaba agitado, como si estuviese sentenciado de muerte. Eran esas noches las que le hacían luchar contra los elementos. Algún día, comenzaría a contar, pero hasta entonces peleaba por bien vivir y no era sencillo. Aprovechaba los pequeños instantes del día en los que podía respirar, tomando un té o un poco de licor de café. Disimulaba, pero era consciente de que algún día todos se enterarían de que había caído en las redes del amor.

'Yo quisiera volver a La Palma', de Los Viejos

martes, 12 de junio de 2012

Calma y abrigo

A veces hace sol, pero luego llegan las nubes y comienzan a llorar. A veces hace viento, pero a las hojas secas les da por no moverse del suelo donde Margarita las amontona. A veces UG tiene frío y a Ken no le da por darle abrigo. Está a su lado, pero no le mira. Tampoco le toca. Duda de que exista. Y así es difícil seguir vivo. Cada noche UG reza delante de una suave llama para pedir una salvación. Su tímido resplandor le da calma y eso es precisamente lo que ansía, calma y abrigo. El cielo está revuelto, como casi todo estos días.

sábado, 9 de junio de 2012

Un mundo raro

Sesé despertó al alba y se extrañó porque la luz no asomaba por las rendijas de su ventana. Se levantó y miró aquellas nubes grises que lo cubrían todo. También a aquellos árboles tristes que habían perdido sus hojas, el viento del sur se las había llevado lejos. Con otros ojos, los de la melancolía, escrutó las pintadas quejumbrosas que adornaban las decadentes paredes de los edificios de su calle, el asfalto aceitoso y el olor a pobreza se le metió hasta el tuétano. Todo hoy era más raro que de costumbre. Casi sin esperanzas se fue a por el móvil, pero no había ningún mensaje de amor y se sintió solo, inmensamente solo, igual que cuando el novio no atina a decirle a la doncella las palabras justas, las que necesita para sentirse aliviada y comprendida, o no le interesa saber de esas cosas pequeñas que decoran su mundo…

sábado, 2 de junio de 2012

Revuelto

Todo está revuelto. Quizá por eso las palabras no fluyan como antes. El sol calienta y la ligera brisa de la mañana dulcifica mis pies. Entre tus brazos hay calma, pero el miedo a la tormenta sigue ahí, acechándome…

'Nada valgo sin tu amor', de Juanes

martes, 22 de mayo de 2012

Se abandonó a las hormigas

Anduvo un trecho. En algún punto del camino dejó de escuchar el ruido de la vida. Silencio. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que desconocía por completo aquel paraje, aunque hubiese estado mil veces. Respiró hondo para retener el olor de las frambuesas plantadas a los márgenes del sendero. Saciado volvió a la carga, a intentar desentrañar la razón por la que sin darse cuenta había llegado a aquel singular lugar. Recordó lo hecho y pensó sin mucha convicción en que tal vez las mareas caprichosas no son inevitables sino que se mueven al dictado de la luna. Desechó la idea. ¿Quién sabe? No halló nada para comer a pesar del rugido de sus maltrechas tripas. Debía tomar alguna decisión y se abandonó a las hormigas que le subían por los calcetines. Entre la maleza atisbó después una pequeña mariposa violeta y por fin supo que había valido la pena sentir todo aquello…

domingo, 20 de mayo de 2012

Un tipo tradicional, correcto y amante de la buena mesa

En la televisión ponían un programa en el que la gente discutía. No se sabía bien de lo que hablaban, pero se insultaban. En el intermedio unos agentes de seguridad intentaban azuzar a los participantes para que la siguiente parte de la emisión fuese cuanto menos igual de intensa. Shooting cambiaba de canal, pero siempre volvía, le entretenían ese tipo de cosas. Se acordaba de tiempos pasados, de lo vivido, y temía que algunas cosas regresasen. Había vaciado la nevera de cervezas y el minibar de ron. Había habido un momento en su vida –que no lograba recordar- en el que dejó de ser lo que quería para convertirse en otra cosa y ahora le tocaba decidir si quería seguir o intentar regresar. No soportaba lo que le decía el espejo, le dolía, y quizá por esta razón se había inventado un personaje, uno alegre. Cada vez que conocía a alguien le llenaba de teorías idílicas, le relataba sus principios y confesaba cómo era, pero sus palabras no siempre correspondían con la verdad, con la suya, más bien, nunca. Shooting se describía como un tipo tradicional, correcto, amante de la buena mesa y de la lealtad. Y no es que no fuese así, pero es que ocultaba sus pequeñas debilidades, aquellas que le hacían separarse de lo deseado. Vivir en esta perpetua contradicción le llevaba a enfadarse consigo mismo, con los demás y también a desear olvidar y para olvidar no hay mejor camino que el alcohol. Y ahora estaba delante del televisor y seguía sin aceptarse…

'Lucky star', de Madonna

Pdt. En la vida las cosas bonitas hay que vivirlas dos veces.

sábado, 19 de mayo de 2012

Quitando capas

Era martes o miércoles, no estaba seguro. Sólo sabía que había sido la semana pasada o la anterior. Hacía calor, era uno de esos días con calima, de visibilidad baja y sensación de bochorno. Gp se miró al espejo y no se reconoció. Intentó echar la vista atrás y le dio vértigo sentir el paso del tiempo. Habían pasado demasiados años. Se había transformando, de eso no cabía duda. Ojeó a su alrededor y supo que no había nada allí que le recordase quién era o lo que había sido. Ni rastro del pasado. Volvió a poner sus ojos en el espejo y se tropezó con la imagen vana de aquel escultor que se encontró un día en un parque. Aquel hombre, TM, lo fue transformando poco a poco, quitando capas, moldeando el alma hasta que se convirtió en alguien distinto. Se difuminó por el camino… Despertó al rato y se preguntó si seguir haciendo esto no sería perderse aún más…

sábado, 12 de mayo de 2012

Mi mano


En mitad de la noche te da por atrapar mi mano y sigues durmiendo. Sonríes, mientras te observo en silencio. Con los ojos cerrados continuas en ese mundo que has ideado para mí. Sueñas con batallas que están por disputar… Y mientras tanto no me apetece zafarme, quiero quedarme entrelazado a tus cosas de por vida. Me dejo hacer. Sólo disfruta, me dices susurrando y sé que desde que apareciste ya no hago otra cosa.

domingo, 6 de mayo de 2012

The show must go on

Y una idea, aunque le pesara, le martilleó el cerebro: The show must go on. Abrió los ojos en mitad de la noche y sintió como todo se le desvanecía entre los dedos. Intentó buscar aire y se encomendó a los espíritus que le rodean y protegen. Necesitaba calma, tranquilidad y no repetir los errores del pasado. La tristeza se había apoderado de su tez y no sabía cómo contrarrestarla. Indagó entre sus rincones y no fue hasta que se durmió de nuevo que halló paz. Al día siguiente todo fue distinto. Parece que el espectáculo continúa se dijo...

viernes, 4 de mayo de 2012

La tetera que avisa

Comenzó a leer aquel manuscrito azul justo por donde lo había dejado la noche anterior. Contaba la historia de una mujer vivida, de las que sufren, ríen y siempre terminan cantando las cosas andadas. No la entendía en algunas ocasiones, pero en otras es como si Marisela hubiera vivido su misma vida. Quizá por eso retomó este tramo final del texto con tanto énfasis, quedándose en cada palabra, en cada giro expresivo. Retuvo hasta la última coma. Un ruido le desconectó de aquella realidad y se extrañó de que el sol fuese a esta hora tan intenso, de que la brisa le acariciase la nariz y de que los mosquitos en aquella playa fuesen tan mansos que se limitaban a vivir dejando en paz a los que dormitaban a la fresca. Era la tetera que avisaba de que el agua estaba lista para servir y ya tranquilo supo que a pesar de los ruidos su vida seguía su curso, tal y como había deseado…

martes, 1 de mayo de 2012

De aventura

Se levantó al amanecer. Era invierno y el frío de la mañana se colaba por las comisuras de la ventana. El cristal empañado por el vaho continuaba lleno de polvo. Tim salió a la calle y no había ni rastro de los coches, tampoco había nada abierto, la ciudad estaba desierta igual que un día de fiesta. Al sol le costó salir y cuando lo hizo, tímido, volvió a esconderse tras las nubes. Todo estaba vacío. Quiso volver, pero ya era demasiado tarde. Se suponía que había recorrido más de la mitad del sendero y no merecía la pena regresar. Aquella mañana había decidido emprender una aventura, la de la vida, y sólo le restaba seguir avanzando…

jueves, 26 de abril de 2012

Al descubierto

A veces no es fácil desabrocharse la camisa y dejar al descubierto la piel. Que puedas descubrir los vericuetos de mi pecho o las verdades que esconde mi ombligo. Hay ratos en los que es más sencillo que otros… Ojalá mañana quieras -a pesar de los inconvenientes- seguir conquistando mis rincones, son tuyos.

sábado, 21 de abril de 2012

Una nevera llena de maravillas

Tu boca lo puede todo. Un día apareciste y aparentemente todo continuó igual, pero no fue así. Calladamente fuiste cambiando los cimientos, después la estructura de mi hogar hasta que llegó un minuto en el que supe que yo había cambiado. Me daba por pensarte en los tiempos muertos de cada partido o cuando veía una peli de vaqueros en la tele. De una u otra forma siempre aparecías tú y eso, lejos de desazonar, me calmaba la piel. Ahora duermes y tus cambios de humor me parecen divertidos, igual que tus ocurrencias o tus miradas de pillo. Tu boca lo puede todo y me atrapa cada vez que me la acercas para arrancarme la piel de los labios. Son míos, me dices intenso, y entregado acepto porque mi dicha es igual a la de los hambrientos que arrodillados se sacian en una nevera llena de maravillas o a la de los ciclistas que suben y bajan montaña respirando aire puro entre frondosos bosques de laurisilva. Tu boca lo puede todo y por eso he querido conquistarla, tenerla entre mis dedos y retener hasta la eternidad en mi memoria todo lo que dice. En ese empeño estoy mientras duermes a mí lado…

jueves, 19 de abril de 2012

Comunicado oficial

El color azul tokio aparece en el cielo cuando asumes que no te quieren y que la vida no se detiene para llorar tu pena. Está cuando a pesar de tu tristeza sientes que debes seguir caminando y tus pasos continúan por una senda distinta a la de quien ya no te quiere. En estas líneas se resume el hilo argumental de Azul Tokio, un blog que este jueves celebra su quinto aniversario. En este tiempo ha habido 868 entrada y hemos recibido más de 27.500 visitas. Muchas gracias por vuestro ánimo y aliento.

viernes, 13 de abril de 2012

Han llegado para quedarse


El niño se asomó al balcón con los ojos llenos de magia, expectantes. Hoy sería el día, se dijo y comenzó a trepar por la barandilla para atisbar aquello que su estatura no le permitía mirar. Vio las nubes, la luna menguante y los coches sin sirena. Un hombre vendía cupones en la esquina y dos señoras buscaban desesperadas una cafetería donde tomarse un cortado en aquel barrio destartalado de la parte alta de la ciudad… Estuvo un buen rato hasta que las farolas comenzaron a encenderse y las manos se le enrojecieron de estar encaramado tanto tiempo en aquel cubículo estrecho. Cuando sus fuerzas flaquearon volvió al suelo, derrotado. Intentó mirar entre los barrotes del balcón, pero la panorámica se había reducido en exceso. Tocó retirada y de pronto un sonido le devolvió a la calle, allí estaban, como caídas del cielo. Los ojos se le salían de las órbitas, la sonrisa le invadió la cara y los cachetes se le sonrojaron una vez más. Eran ellas, sí, las buenas noticias, y habían llegado para quedarse.

domingo, 8 de abril de 2012

El enemigo

El mar les quedaba a la izquierda y las rocas siempre a la derecha. Seguían los pasos de otros que por allí habían caminado antes, sin sendero, pero con un destino claro. El capitán avanzaba decidido y el grumete trataba de no perder su rastro. La batalla estaba siendo más complicada de lo esperado. En uno de los descansos del recorrido se miraron y a pesar de los reproches del capitán, el grumete se encogió de hombros, esbozó una leve sonrisa y le estampó: Que nunca se le olvide, yo no soy el enemigo.

'Contradicciones', de Marta Sánchez

viernes, 6 de abril de 2012

Con los ojos cerrados


Se levantó aquella mañana de febrero confiado en que todo continuaría igual. Un poco harto de la vida, pero con hambre. Se fue directo a la nevera y pensó que no podría vivir sin agua, ni tampoco sin el olor de la leche caliente con gofio. Después una ducha rápida, un visto y no visto escapando del maldito espejo. La mañana fue tranquila, sin sobresaltos. Unas veces sonó el teléfono y otras la impresora. Para comer tocó pasta, sin estridencias. Ocupó la tarde en preparar la noche, pero sabiendo que no sería distinta a las demás y que lo que tenía era lo que iba a tener por los siglos de los siglos. Una llamada de última hora hizo que todo fuese igual que siempre. Anduvo por las calles, bebió ron y apenas escuchó la música que retumbaba en todas las esquinas de una ciudad sitiada por el carnaval. Y cuando ya daba todo por finiquitado apareció él, Jan, con sus ojos y sus maneras bruscas. Se miraron y enfadado pensó en que no iba a mover un ápice para acercarse, no quería más derrotas. Pero Jan no caviló igual, lo buscó para quedarse junto a él. Le bailó, le sonrió y una vez bajada la guardia le robó un beso. Los esquemas se le rompieron, también las malas ideas y la mayoría de las tristezas. Se dejó llevar sabiendo que el elegido por fin era Jan y con esta certeza el destino jugó con los ojos cerrados a que todo saliera bien…

miércoles, 4 de abril de 2012

Todos los días


Ando despistado por una calle, la de todos los días, pero hoy hay algo en el aire distinto. Miro las nubes grises de la esquina, las que esconden al sol, y de repente me ataca tu olor, el recuerdo que has dejado impregnado en mi atormentada piel. Suspiro y el camino se me hace más corto. Me consuelo soñando con tus dedos y también con tu sonrisa. Me sé tus labios de memoria y me sonroja pensar que el resto de pasajeros de este tranvía al Perpetuo Socorro sepan que me entretengo pensándote a mi lado en una playa del norte o conduciendo por una carretera sin destino. Me da por mirar por la ventana y también estás ahí, tumbado o diciéndome que los días ahora son más bonitos. Después aprovecho para recordar el modo en que me cogías la mano mientras bailábamos o como te enfadabas ante las cosas que no son justas… Y entre tanto recuerdo siento un alivio extraño en el estómago porque sé que en unos días, a tu regreso, todo volverá a ser igual que siempre…

martes, 3 de abril de 2012

Poema

Te quiero porque un día me llevaste hasta el río
y al vuelo de las aves que anidan en el agua.
Y me tocaste el hombro para darme el aliento
que pierdo en ocasiones.
Porque me miras grave
y me guiñas los ojos para poder seguirte.
Y me alientas,
y me acoges,
y me retienes por el aire cuando vuelo sin rumbo
o he perdido el oriente.

'Quince poemas (de amor adolescente)' Elsa López

martes, 27 de marzo de 2012

Al amanecer


Duermes, pero poco a poco te despiertas. No haces nada, inmóvil. Abres los ojos al rato y los vuelves a cerrar. Huyes de la luz debajo de las mantas y me quedo absorto mirándote… Me das la espalda y mis sueños se desvanecen unos segundos eternos, pero al instante vuelves a la carga y soy lo primero que miras al amanecer y ahí es cuando sé que ya nada es igual…

domingo, 18 de marzo de 2012

Amanecer de colores

Sonríes. Me miras y sonríes sin decir nada. Guardas silencio y me afano en recorrerte con mis torpes dedos, descubriéndote poco a poco. Permaneces con los ojos cerrados, dejándote ir. Me detengo en tu espalda y me doy un salto a tu nariz. Después viajo por tu barbilla y vuelvo a hacer escala en tu pecho. Y sigues sin abrir la boca… Amanece fuera y tu olor se me queda grabado en la piel. La habitación se va llenando poco a poco de colores: las paredes, la mesilla de noche, la cortina, ese libro que no termino nunca de leer… Y tus ojos miel. Tu corazón late lento, mucho más despacio que el mío, que lleva algunos días desbocado. Si me quedo quieto lo puedo oír. Cuento cada sacudida confirmando que sigues vivo. Anido en tu cuello unos segundos hasta que ese tibio rayo de sol que entra por la esquina me termina de develar. A tu lado me cuesta conciliar el sueño. Quizá sea el calor de este invierno sin nubes. O los ruidos de la noche que me azuzan el espíritu. Es la hora de levantarse, parece que definitivamente comienza el día y ante esa certeza vuelves a sonreír sin decir nada…

'Estoy enamorado', de Donato y Estéfano