lunes, 15 de octubre de 2012

Descansó libre

Jeremie salió corriendo, justo después de abrir los ojos. Lo hacía a tanta velocidad que parecía que todo lo demás se había detenido a su alrededor. Nada importaba ya. Avanzaba por las calles esquivando obstáculos y peligros. Los primeros rayos de sol le deslumbraban un poco y atajó por el callejón de la gata roja. Allí sólo el lupanar de la Loli permanecía abierto, sus chicas seguían esperando la recuperación de la crisis sentadas en butacas de mimbre al borde del abismo. Jeremie no se detuvo y al doblar la esquina oyó los cantos de sirena, pero esta vez no le vencieron, sabía donde iba. Al llegar a la panadería Sin Azúcar olió el aroma de los dulces recién hechos y un reclamo de su estómago le hizo dudar, pero no llevaba nada suelto en los bolsillos. Continuó su andadura y tampoco hizo caso a los improperios de los ladrones que preparaban su próximo golpe en el banco de la placita. Por fin llegó a su destino. Subió aquella escalera estrecha, de altos escalones y cobijo de cucarachas. Tocó en el cuarto y al abrirse la puerta y ver aquellos ojos verdes pudo sentir que estaba a salvo. Jeremie se lanzó a por un abrazo y descansó libre de los miedos de la noche.

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