domingo, 30 de septiembre de 2007

Septiembre


Finaliza septiembre. Mañana comenzará otra vida. Estos días han vuelto a cabalgar los caballos fufos, alegres y divertidos. Hace tres meses todo era diferente. Me había apuntado al club de los imposibles. Sí, a ese de aquellos que todo lo logran. Conseguidores natos.
Por aquellos días, ante mí se presentaba un ser tímido y vulnerable. Yo era distinto, un mastodonte entre juncos, que quería salvarlo. Hoy no sé como es… A veces va y otras viene, como dice de mí.
Había puesto tantas ilusiones en mañana, que creo que se me olvidó hoy. Pero las cosas caen por su propio peso. Mañana no pasará nada especial, pero tampoco será un día anodino. Será uno más. Uno en el que se oigan canciones alegres y se coman cosas divertidas.
Me apetece el sol. Y decir cosas. Ser libre. Que me vuelvan a crecer las alas. Sin miedos, ni lágrimas. Como si yo también fuera un caballito fufo que no para nunca al son del “Vuela, vuela palomita”.


Más imágenes en

http://fotoblog.tazacorte.es/



jueves, 27 de septiembre de 2007

La otra cena

A la mañana siguiente. Cuando creías que ya nada podía ir a peor, ahí está la realidad para confirmarte que sí. Que aún se puede caer más bajo. Que el fango que te cubre hasta las rodillas puede seguir subiendo. Parece que da igual lo que hagas porque nunca es suficiente. Tu mundo se ha desmoronado como ese estúpido castillo de naipes que algún listillo tardó horas en confeccionar para admiración del respetable y un estornudo tonto se encargó de fulminar.
Antes. La tarde comenzó temprano. “Se ruega etiqueta”, rezaba la misiva. Así lo hice. Llegué en punto, no me apetecía arribar a un lugar extraño solo. Y allí en el Bósforo –entre dos continentes, Pasado y Futuro-, apareció. Ahora lo entendéis todo. No pudo pasar ni cinco minutos antes, ni cinco después. Tuvo que hacerlo por aquella calle estrecha justo cuando el Cachorrillo quería comenzar a olvidar.
Al verlo supe que ya había llegado a Tenerife. Se había ido y regresado sin decir nada. Fueron cuarenta segundos extraños. Igual que lo es todo últimamente. “Estoy bien”, se evadió el Cachorrillo y Bofilitio como si nada hubiera pasado dejó caer dónde estaría mañana para que el Cachorrillo vaya, una vez más, hasta donde está él. Irá, pero para exigir su lugar en el mundo.
Después no pasó nada extraordinario. Me adentré en Estambul, un lugar aderezado de colores y sabores lejanos e igual de amables que mi dolor. Todo fue bien. Me sentí adecuado, como en casa. Porque aquel era aún mi hogar. Supe que hay cosas que sí van bien. Al final, seguí deseando que todo continuase, que lo me rodea, lo que no está en el Bósforo, se vaya alejando irremediablemente mientras suena una bonita canción de Tarkan.

Pdt. Gracias, un abrazo.

Más cosas y sonidos en:

http://www.audio.ya.com/tarkanspain//

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http://www.youtube.com/watch?v=e42ikRmifps&mode=related&search=

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Esperando al lunes


El final se aproxima. El próximo lunes se cumplirá el plazo. No sé qué pasará ese día. Ahora las cosas están peor que al principio y tengo la impresión de que nada de estos últimos noventa días ha servido. Estamos más lejos que nunca. Aislados, como en el final del mundo. En el borde, entre la tierra y el océano. A la intemperie. Donde puede pasar cualquier cosa. Esta situación no se dilatará mucho en el tiempo, lo sé, lo deseo. Puede que quepa una pequeña prórroga, pero no lo sé. Todo depende de estos últimos cuatro días. Se me harán eternos, como esta semana. He mudado la piel y cada jirón ha costado demasiado, pero sigo siendo el mismo.

Pdt. A pesar de lo que a veces pudiera parecer,
http://www.azultokio.blogspot.com/ es un rincón libre. No caben palabras de reproche hacia nada, ni nadie. Todos son bienvenidos. Digan lo que digan.
Pdt2. Acabo de hablar con Any Oramas, creo que soy el tío más feliz del mundo...

martes, 25 de septiembre de 2007

Hasta después de la publi

No sé como lo he hecho, pero en menos de un año he pasado de ser El principito a un simple Cachorrillo. Todo es distinto ahora. El sol sale, pero a mí eso no me afecta. Antes creía que caminaba hacia adelante, ahora sólo doy vueltas en círculo. A veces estoy rodeado de gente, pero sigo solo. En una cárcel, donde las rejas no permiten que me explique. Todo esto en ocasiones me parece una gran mentira. Soy el protagonista de una película que nunca termina de rodarse. Por eso estoy enfadado. Los de atrezo no quieren que salga guapo. También porque el papel que me han dado es incómodo. Ya no me divierte como al principio, pero no tengo otro. Tal vez después de los treinta segundos para la publi el guionista haya previsto un cambio inesperado en el guión y todo vaya a mejor… Quizá… Quién sabe… No cambiéis de canal.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Happy end

Desde mi ventana no se ve el sol. A veces tampoco las nubes. Por la radio se escucha una canción triste. El aire sí que entra por la ventana. Una ligera brisa. Mueve con insolencia la cortina, ajada por el paso de los días. Pienso en el final de las cosas y me pregunto por qué extraña razón todos creen saber que esto no tendrá un final feliz. Y lo que es peor, sentencian que, a pesar de todo lo que siento hoy, seré yo quien ponga el punto final cuando ya sea tarde para no sufrir.
Todos dicen eso y yo me empeño en soñar cosas bonitas. En caricias y sonrisas. En pájaros que vuelan y peces que nadan rumbo a arrecifes de coral. También en tus manos y en tus orejas, pero sobre todo en tu nariz.
Si todo eso es así, para qué tanto esfuerzo. Los golpes que ya me he dado contra esa pared dura e impasible que es tu indiferencia no habrán servido de nada. O sí. Dímelo tú.
El futuro que me dibujan no me gusta. Me resisto. Lucho. Pero me asaltan dudas. Quiero que sólo se oigan canciones bonitas en mi radio. Deseo que les tapes la boca. Que no digan, que no piensen, que no me susurren todas esas cosas que poco a poco se van cargando mi dolorido estómago.
Ahora soy esa llave que duerme en el cajón de tu mesilla de noche y que no sabes qué puerta abre. Esperando que la luz te ilumine. Aguardando tu regreso. Porque a pesar de todo, sigo anhelando que vuelvas y que, esta vez, sea para siempre

viernes, 21 de septiembre de 2007

La vida desde ti

El mar y el cielo se han aliado para parecer perfectos. Hoy ha amanecido pronto y todo sabe distinto. El café. Las manzanas. Todo. A cada paso, una sorpresa. Agradable, claro. Los segundos pasan y sigues lejos. En silencio. Mientras trato de ponerme en tus zapatos, comparto instantes con otros. Las personas que vuelan a mi alrededor hablan en voz baja. Dicen lo que quieren. Desde mi desconocido internauta a la chica que a veces llama a la radio. Las palabras, distintas unas de otras, fluyen. Corren libres. Mi piel es suave ahora. Yo me limito a decir una y otra vez, sin novedad en el frente; a la espera. Lo de intentar descubrir porqué haces lo que haces es divertido. Difícil, pero divertido. La vida se ve distinta desde ti y eso no es malo. Es extraño. Se aprende. Además, tus tenis beige siempre me han molado y es una pasada andar con ellos… Espero seguir haciéndolo.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Jaula de oro

Anoche las cucarachas volvieron a pasear sobre mí. Creían que dormía, pero no. Yo estaba despierto, sin fuerzas para alejarlas. Así que sólo me quedó esperar a que se cansaran y se fueran. Antes había llorado un poco. Tuve la sensación de que mi suerte me había abandonado para siempre. No sé cuando, pero se ha ido.
Estoy en un lugar en el que no quiero y ya no sé como salirme. Todos piensan que estoy en el correcto, pero no saben que a mí nunca me han hecho felices las jaulas de oro. Esos sitios en los que nada es lo que parece, porque simplemente son plástico con olor a azahar. Y tú guardas silencio, porque eres igual que ellos.
Hoy más que nunca quiero ver a mi alrededor caras amables... Que no juzguen, sólo que me pongan la mano en el hombro y me digan que todo esto pasará... Tarde o temprano, pero pasará.
Aún no ha salido el sol. Sé que lo hará para mí. Cuando eso suceda volveré a sonreír. Siempre lo hago, si no, no sería yo. Ojalá las cosas fueran sencillas. Ojalá no me empeñara en complicarlas. Ojalá...

lunes, 17 de septiembre de 2007

Sí, pero no; no, pero sí

Apareció de repente. Allí estaba y sus ojos me parecieron distintos. Comenzamos a hablar y las palabras se agotaban. Los silencios iban y venían, cada vez más abundantes, y yo no podía dejar de mirar sus ojos. También esa cicatriz en la frente, que no había visto antes. Después tocó café. No pude negarme y él lo sabe. “Me encanta estar contigo”, dijo, pero también susurró otras cosas menos amables. Sí, pero no; no pero sí. Ahora no sé a qué atenerme. A veces creo que no se escucha, que no se da cuenta de las cosas que me dice… Pero sabe que sigo ahí y no hago nada por evitarlo. Me prometió otro café, ahora que la otra parte oficial de esta extraña historia está en la península, lejos de aquí, de nosotros. Al final todo acabó y cuando ya caminaba en dirección contraria me detuve bajo el sol para ver como se iba, como se alejaba dejándome una vez más en el aire. En ese que respiro desde que le conocí.

sábado, 15 de septiembre de 2007

En mitad de un partido

Fue un miércoles. Entré como a las nueve de la mañana. No recuerdo estar especialmente nervioso. Fue un día más o menos normal, pero de eso hace ahora unos tres años. Han pasado muchas cosas, quizá demasiadas. Hoy, en mitad de un partido de España, salí y no pasó nada. No se acabó el mundo, ni se escucharon fuegos artificiales.
Tuve que respirar hondo cuando la puerta de metal se cerró tras de mí. El ruido se quedó allí dentro, creo que Gasol había hecho algo extraordinario, pero yo ya no estaba en aquel lugar. Estaba fuera. Lejos. Ahora sigo caminando.
Un punto y seguido. Ellos –no todos- van y vienen, pero siempre permanecen. Los otros desaparecerán irremediablemente. En medio, yo. Equilibrándolo todo. Risas y lágrimas, sueños y pesadillas. De todo un poco y más. Pero al final ha estado bien.
Por cierto, este último día tuvo sonidos… Primero escuché “Esa no soy yo” de Mari Trini y acabé la mañana escuchando “Déjame llorar”, de Ricardo Montaner y algo de Massiel. Cosas de chicos como yo, supongo.

jueves, 13 de septiembre de 2007

SOS

Creí que podía comenzar a ser libre, pero mi teléfono volvió a sonar a las 13.07 horas. Volvió al tajo, me dijo. Y yo supe que sigo en su prisión. Como si todo siguiera igual, con sus mismas palabras de siempre y lo peor como si nada hubiera cambiado. Está loco y va a conseguir que yo también me vuelva.

Pdt. S.O.S
Pdt. Necesito ayuda.

Oteando pies, cinturas y orejas


Parece que poco a poco las aguas vuelven a su cauce. Cuando parecía que todo estaba perdido, di marcha atrás. El mundo vuelve a girar entorno a mí y no al revés. Me di cuenta a tiempo de que mi sangre se estaba pareciendo demasiado a los limones de temporada. Sí, a esos extraordinariamente agrios y no merece la pena.
He vuelto a caminar por las calles mirando. Oteando pies, cinturas y orejas. Lo típico. Aún tengo esa espina clavada, pero los medicamentos que estoy tomando son buenos y pronto volveré a ser. Eso deseo, para bien o para mal. Los servicios médicos apuntan en esa dirección.
Además, la vida siempre te da sorpresas y como me dijo alguien alguna vez de cualquier agujero salta un ratón. Pues eso, a volver a ser gato, que nunca se sabe. Aquí también cabe eso de las sonrisas y todas esas cosas que hacen que esto gire.

lunes, 10 de septiembre de 2007

El katxorro anda triste

Confirmado. El katorro está triste. Hoy mientras andaba por las calles perdido no quería ver el cielo. Se resistía porque sabía que si miraba hacia arriba vería ese tan temible azul tokio. Un color que de bonito está maldito, porque sólo aparece cuando uno asume que no te quieren. Al final, y después de intentar evitarlo con todas sus fuerzas miró hacia arriba. Eran como las siete de la tarde, aunque venía triste desde antes del mediodía. El color era pálido, más que otras veces, pero era...
De regreso a casa, apuró el paso. Las lágrimas aparecían y no quería que le viesen así. Cuando puso la llave en el portal miró su reflejo en el cristal y no le gustó lo que vio. Después, al cerrar la puerta de madera de su piso, ya pudo derrumbarse agusto y llorar. Lo hizo como tantas otras veces desde que dio el paso de acercarse a él. Ahora está perdido.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el señor es contigo. Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora. Amén, rezó incansable hasta que las fuerzas se le agotaron. Pidió paciencia y fuerza. También preguntó y se desesperó. El katxorro ahora sabe que ama y no es amado; y lo peor de todo que tal vez nunca lo sea del modo que él espera.
Y mientras el katxorro sufre, tú guardas silencio.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Algo de mi

De repente me quedo en silencio y comienza a sonar “Algo de mí” de Camilo Sesto y no puedo hacer otra cosa más que dejarme ir… Después todo pasa y sigo pensando en ti.
Un adiós sin razones
unos años sin valor...

Me acostumbré a tus besos
y a tu piel color de miel,
a la espiga de tu cuerpo,
a tu risa y a tu ser.

Mi voz se quiebra
cuando te llamo
y tu nombre
se vuelve hiedra
Que me abraza
y entre sus ramas,
ella esconde mi tristeza...

Algo de mí
algo de mí
algo de mí
se va muriendo...

Quiero vivir
quiero vivir
saber por qué
te vas, amor...

Te vas, amor
pero te quedas
porque formas
parte de mí...

Y en mi casa
y en mi alma
hay un sitio para ti...

Sé que mañana al despertar
no hallaré a quien hallaba
y en su sitio habrá un vacío grande y mudo como el alma...
El sonido en

sábado, 8 de septiembre de 2007

¿Cuándo llegará el 38?

En el aire quieto. Pesado. Plomizo. De verano. Sin nada que hacer o a lo que aspirar, cual décimo sin premio. No busco, no deseo, pero quiero. En silencio. Sin derechos. También leo. Una y otra vez. Sin parar. Es lo único que me da alivio y me ayuda a bien morir. He conseguido saberme de memoria, como si fuese mi único catecismo esos 37 mensajes de texto que se almacenan en mi destartalado teléfono móvil. Cortos, suaves y dirigidos sólo a mí. Podrán decir misa, pero mientras tenga batería seguiré leyéndolos porque ahora eso es lo poco que me queda de ti, que guardas silencio hundiendo la cabeza en el olvido como un simple avestruz.

Pdt. Para algunos la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos. Yo más humilde soy y sólo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo, me transporte mecido hasta el siguiente. Un abrazo.

Pdt2. Gracias por este sms.

jueves, 6 de septiembre de 2007

La idea que me ronda


Tal vez el sol salga hoy. Ya debería saberlo porque son más de las doce, pero estoy en el zulo de General Porlier... No hay nada que hacer, sigo triste. Tampoco llamó anoche, a pesar de que insistió en que lo haría. Ni lunes, ni martes, ni miércoles... Los días sin verte se amontonan y ya no sé dónde ponerlos. ¿En el bidón de la ropa sucia?
Procuro olvidarte, pero no es fácil. Ahora sólo existe una idea que me ronda y lleva tu nombre. Ese que no puedo decir en voz alta y que me gusta tanto, aunque al principio dijese que no.
No me apetece leer, ni ver gente. Sólo estar en silencio, soñándote. Imaginándome otro mundo, otras palabras y otros pensamientos. Quiero volver al principio. A los días de las mariposas en el estómago. Al final, todo se colocará en su sitio. Debo tener paciencia. Esta tormenta pasará, dicen todos, pero yo ya no creo nada.
Y la idea sigue girando por todas las esquinas de mi cuerpo. El mismo que se quedó roto el pasado jueves 23 de agosto.

martes, 4 de septiembre de 2007

Feliz año nuevo

Tonto. Como un paraguas al sol sin nadie a quien cobijar o como un cinturón sin hebilla. Totalmente estúpido. De una forma infinita. Así me siento, dándome golpes una y otra vez con la misma pared.
Tu voz se queda en mis oídos y duerme en ellos, pero tú estás lejos. En ese planeta paralelo al mío, que desconozco y que ahora sé que nunca se va a cruzar en mi camino. Ni tú, ni yo estamos por la labor de construir ese puente de fresa que termine por comunicarnos de forma irremediable.
Hoy no tengo ganas de continuar. Quiero dormir y que esto pase para siempre. Que hayas sido un bonito sueño de verano y que tus huellas vayan poco a poco disipándose gracias al viento que viene y va del sur, cargado de arena del desierto. Cálido.
Las fuerzas me fallan y el desánimo ha invadido mis venas. Flaqueo, pues la fuerza de tus ojos se ha convertido en un lejano recuerdo. Igual que tu cuello o tu tobillo izquierdo. Mi sangre es clara, sin color y ya no sabe salada. Mi piel es lo único que todavía te desea. Tal vez deje de hacerlo pronto. Como un reloj que ha dejado de tener pilas o un río sin agua que llevar en volandas hasta el mar.
Sin nada que decir, ni pensar. Inventando tonterías y borrándolas de inmediato. Solo, aunque rodeado de gente. A trancas y barrancas. Renqueando. Buscando agua salada como un pez despistado de compras en el Sahara occidental.
El color de mi cielo se está conviriténdo en azul tokio, pero me resisto. Es a lo único. Tarde o temprano cederé y entonces mi caída será más dolorosa aún. Al fin sabré que no me quieres. Ese día llegará y volveré a estar dentro del fango. Sin poder respirar, atrapado en mi escafandra de colores. Temiendo que ésta sea la última ocasión en que lo intento.
Pues eso, feliz año nuevo.

domingo, 2 de septiembre de 2007

La montaña

Estoy a las faldas de una gran montaña. Tengo que comenzar a ascender y no tengo fuerzas. No sé cómo voy a arreglármelas para alcanzar la cima, que es al lugar a donde debo dirigirme. Todo me parece un mundo lleno de peligros y complicaciones. No sé qué será de mí...
Todo cambia para permanecer igual. Los últimos diez días han sido extraños. Es como si un huracán hubiese devastado el planeta y yo estuviera en un lugar dónde no hay gravedad. Permanezco suspendido en el aire, sin ambiciones, sueños o deseos...
Quiero sentir como tus brazos se entrecruzan sobre mi espalda. Necesito respirar tu piel. Acariciar tus labios. Tal vez, eso me ayude a subir esta gran montaña que se eleva ante mis ojos.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Pico y pala

A medias. Como siempre. Así me siento. Mientras, mi lista de asuntos pendientes, aquella que he ido confeccionando para algún día contarte al oído continúa creciendo. Poco a poco, pero lo hace. No sé qué es de ti. Apareces y desapareces casi sin darme cuenta. Cuando me doy cuenta de que estás junto a mí, ya has colgado el maldito teléfono. Tu voz me acompaña, pero a veces no es suficiente.
Sabía que esto iba a ser complicado, pero uno siempre se embarca en empresas sin asumir de verdad el esfuerzo que le van a suponer. El resultado, lágrimas a mansalva. Me siento como un obrero al sol, que no descansa y no obtiene frutos.
¿Merecerá la pena tanto esfuerzo? Ahora da igual porque sólo puedo pensar en la próxima excusa que me invente para poder saber de ti, para estar aunque sólo sea un ínfimo pero absoluto segundo en tu pensamiento... Deseo volver a verte sonreír.