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viernes, 6 de enero de 2023

Un rinoceronte que ronca

Soy el que huye. El que no pudo vivir donde le tocó. Aunque todo lo suyo estuviera allí, no pudo. Le gustaría ser el que lucha, el que se queda, el que, cual leona, muerde defendiendo lo que quiere: Morir o matar. Valiente. Ahora soy el que ya no está, el que se ha perdido. Y el que confía en que todo pase, pero eso no es suficiente porque de a poco se está disipando. Se desdibuja cada vez que anochece, cada minuto que pasa es un poco más difícil hallarlo. Solo, un rinoceronte que ronca. Cuando le gritaban no decía nada, seguía andando. Cuando le insultaban, también. Cuando se reían. Golpes del alma, que son los que más duelen porque nunca sanan. Y no tiene a quién pasarle la factura. Dejaron de hacerlo cuando lograron que dejara de salir. Lo veía todo desde un ventanuco mientras las heridas se le ensanchaban, se me ensanchaban. Las conversaciones con los que se le quedaron ahora se le achican. Le gustaría que no. Busca, rebusca, pero no hay nada común, nada de lo que hablar. Y la amargura no se me quita. Los valientes se quedaron, yo estoy muerto.
 
Mío, de Paulina Rubio.
 
Pd. Una propuesta: Los fuertes (2019), una película de Omar Zúñiga con Santiago González y Antonio Altamirano.

jueves, 15 de septiembre de 2022

Un bar de lesbianas

Ya basta. Quiero bajarme. No quiero oír, no quiero respirar. No quiero… De verdad, solo deseo que esto se detenga. Cerrar la puerta y que dé igual todo lo que ocurra después. Fuera. No puedo seguir escuchando. No más. Pero no puedo llorar. Eso sí que me gustaría. Derrumbarme por completo, como hacen los árboles que dejan de ser jóvenes. Hoy es jueves, y llevo todo el día pensando que era viernes. Deseando que lo fuera. Para poder descansar de todo dos días. Solo dos días sin tener que sonreír, sin tener que aparentar que todo va bien, que no siento ni padezco. ¡Malditas 48 horas que nunca llegan! Tumbarme a dormir. Leer un par de páginas del libro que está en la mesilla. Un día se te olvidó preguntarme por cómo estaba, por lo que sentía, si estaba bien. Luego me acostumbré a que nunca lo hicieras. Simplemente pasó así. Y en ese camino me descubrí siendo otro distinto. He perdido el rumbo, ni he sido consecuente ni tampoco estoy orgulloso de la persona en quien me he convertido. Dejé de gustarme, y no me refiero a mis ojos, ni a mi pelo o mi culo. Me he visto apartando la mirada para no ver lo que me dolía, defendiendo lo indefendible y odiando. Me justifico, pero sé que no, que tendré que volver a comenzar. Sí, me detesto. Me detesto no siendo el personaje que un día me inventé. Yo tenía que ser buena persona, tenía que ser amable, divertido, debía tener sentimientos positivos, el buen maricón. Pero he aprovechado la adversidad para coger el atajo de la degradación, todo lo mancho. Y no puedo más. De verdad, no puedo volver a escuchar cómo el despertador suena a las 7.55 de la mañana. Tampoco quiero tener que sonreírle todos los días a la loca que eructa porque simplemente no me cae bien. Ni que mi cartera esté llena de monedas falsas. No puedo más. No puedo más, pero tampoco puedo dejarme caer. Si dejo que me arrastre la corriente sería peor. O eso creo. No sé qué pasaría y ese vértigo, el de la incertidumbre, me atenaza tanto que continúo asido a esta tabla semihundida en la que se ha convertido mi día a día. Me paso el día mirando fotos en Instagram, viendo vidas ajenas. Maravillosas. Leyendo frases y deseando que veas mis storys. Pero no eres real. No lo eres, eres una fantasía dibujada en el aire y que se me mete por las narices para darme el alimento justo para continuar vivo. Me imagino bailando en una discoteca vacía de Viña del Mar como si fuera la Gloria de Sebastián Lelio. Atrapando la dicha más efímera. Esa que lograría hacer que me olvide del rencor. De la rabia por cada comentario, por cada gesto, por cada mala orden. Pero no se me olvida, lo tengo clavado en lo más fondo del estómago. Cada frase. Cada una de ellas. Y de cómo me hice el loco, como sonreí a cada ataque como si no hubieran sucedido. Agachando la cabeza. Los odio, me odio. Por eso quiero que todo se detenga, que no quiero escucharlos más, que no me interesan sus problemas de hombres y mujeres blancas, heterosexuales, de mediana edad y con dinero suficiente en el banco. ¿Dónde está Bruno Bergeron? Ojalá lo supiera. Le preguntaría por si a mí también me toca esperar por mi turno. ¿Siete, diez años? Siempre anhelando, rezando para que Apolo me mire, por muy hijo de puta que sea. Y mientras tanto, atravesando por las penas del mundo, sin vivir. Sin respirar. Sin estar en Tel Aviv o Montevideo. Encerrado en estas putas cuatro paredes de las que ya no quiero salir. Lo que daría por estar ahora mismo en un bar de lesbianas, donde  nadie me juzgue, ni me mire…

lunes, 29 de agosto de 2022

Solo. Canciones de mi vida (LXVI)

Me conecto y busco, busco. Lo hago hasta que hallo. Ahí está, me suena su cara. Es al único que conozco entre tanto desconocido. Mensaje al canto y lo intento. Me responde al rato, tendré con quién quedar. Aunque me lleve el viento para ese mismo lugar no quiero llegar, no quiero llegar solo. Una de cal y otra de arena. Al final siempre me siento solo. Ya no espero nada, ya no busco esa mirada, ya no escucho tu voz. Me cansé de mí. Ya me alejé de ti… Llega el fin de semana y bebo. Conozco a gente nueva, todo va bien. Parece que poco a poco el pasado va quedando atrás. Al regresar, abro el sofá. Pilló una manta y una almohada. Casi nunca me permito dormir en el salón, pero hoy es un día distinto. Me pongo una peli de Enrique Bochichio. La disfruto tanto y sueño con viajar a Montevideo. Planeo un viaje. Algún día iré, igual que a Israel. La cosa no pasa del plan, por los precios. Siempre los precios. La película me gusta, aunque me mueva el piso. Qué ganas de llorar con Leo. Igual que con ‘Contracorriente’ de Javier Fuentes-León. Hay películas que solo veo una vez, nunca más, aunque me duelan la vida. Hoy no es el día, tengo ganas de llorar… 

'Solo', de NTVG (2004)

Pd. ‘Solo’ de NTVG No te va gustar se incluye en el disco ‘Aunque cueste ver el sol’, que fue publicado en 2004. En 2009 se incluyó en la banda sonora de la película uruguaya ‘El cuarto de Leo’.

viernes, 23 de julio de 2021

La tristeza de lo que no es

La tentación no existe. Es una mera inventiva, pero es tan bonito soñar, imaginar. No es difícil en mitad de la tormenta, cuando las cosas van mal. Junto a la almohada. Cierras los ojos y ahí está todo lo que no es, pero pudiera serlo. Le susurras cosas bonitas. De fondo, Tacones lejanos de Almodóvar y esa canción de LuzYa ves que venero tu imagen… Y vuelve la tentación. Regresa por irreal. Aparece ese bloc de notas tuyo, cómo pasas las páginas, tu voz y todo impregnado de una inmensa desesperanza. La tristeza de lo que no es. No hay nada peor que lo que no existe…

viernes, 11 de enero de 2019

La casa de papel

Cuando los que hacen cosas malas son buenos y al revés. Cuando los buenos solo pueden hacer cosas malas porque los malos no les dejan otra opción. Y es que las cosas casi nunca son blancas o negras, vivimos en un mar de tonalidades, uno que nos ahoga… Por las mañanas hacemos el bien, pero a media tarde nos cansamos o nos cansan y cruzamos el paso de peatón en rojo. Y así nos va, sintiendo que no estaría mal eso de robar un banco, manipular a la policía o secuestrar a un centenar de personas… Y esa opresión en el pecho, la de no poder llegar a final de mes, por mucho que te esfuerces en hacerlo todo bien, no nos deja respirar. Las noches en blanco pensando en esa nevera vacía, sabiendo que no saldremos de pobres…

martes, 11 de diciembre de 2018

Sense8

La fiesta, la alegría, la vida, los colores. Todo es. También la capacidad de respetar al otro, de alejarnos del miedo al diferente, al distinto. Son ocho, pero podrían ser mil. Sin que lo malo importe porque en el fondo todos tenemos algo oscuro. Y de lo que ellos hablan es de celebrar, de seguir vivos. De pensar que todo lo bueno que ocurre, sucede ahora. También lo malo. Es que así es la vida y está para sentirla… 

What's up, de 4 Non Blondes

Pd. De lo mejor de este 2018. Gracias, hermanas Wachowski.

viernes, 28 de septiembre de 2018

La casa de las flores

Y hemos dejado de creer en lo perfecto. Si hace unos años, pocos, todos nos mirábamos en el espejo de quienes triunfaban, hoy sabemos que todos los cristales en los que reflejarnos están rotos. Ni uno queda. Y es que ya no queda nadie perfecto, ni siquiera se aproxima. Eso es lo que sabe Paulina, capaz de cualquier cosa por fijar y dar esplendor a su singular familia. Cuando todos caminan en direcciones contrarias es imposible la armonía, pero ella ahí se afana y vamos que sí lo logra. Hasta José María José acepta, entra por su aro. Y como contrapunto Julián, que no sabe quién es, que se busca y no mira nada más. Lo han aprendido todo de la matriarca de los De la Mora. Virginia sienta las bases porque lo importante es atacar todo lo establecido, minándolo sin piedad, para que todo siga igual…

viernes, 31 de agosto de 2018

The Americans

Se han ido Philip y Elizabeth y me quedo con ese regusto que solo dejan las cosas bien hechas. Sin grandes alharacas, modestamente, pero tanto como digna ha sido su historia. Así se han ido. Se fueron solos, regresaron a su casa, dejándolo todo atrás. Y me quedo con esa gran historia, que no necesita de explosiones ni de persecuciones en veinte mil coches. Les bastaba salir corriendo cuando las cosas se ponían feas. La artesanía pura llena de pelucas, bigotes y patillas postizas, muertos y cintas de casete. Y por encima de todo, buenas actuaciones. Me quedo con algunos momentos sublimes: Cuando Paige le cuenta todo al reverendo o cuando Martha se casa enamorada y en un segundo lo pierde todo. También esa escena final, cuando Stan se tropieza con la realidad y quedan en el aire para siempre mil sospechas… Y ese amor frío, duro, desgarrador… Incomprensible para algunos, pero que es más fuerte aunque no haya caricias ni palabras bonitas, solo silencios…

Brothers in arms, de Dire Straits.

viernes, 27 de julio de 2018

Átame

Desde que te fuiste no sé lo que es vivir... Y así Almodóvar vuela entre colores y sentimientos en una película políticamente incorrecta, que pasa por ser apasionada. Y ese final, resistiendo, tanto como insuperable. De penas y de amores. Si te ata, no te quiere...

Canción del alma, de Loles León.

Pd. Nada mejor para el calor del estío, Átame de Almodóvar.

martes, 10 de julio de 2018

Marisa

Elegante, adulta y exquisita. Con un toque de locura y por lo tanto dura con quienes no eran igual que ella. No era fácil crecer a su lado. Tan distinta a aquella flor de mi secreto... 

Why don't we, de Trust Fund Baby.

viernes, 29 de junio de 2018

Wonder

No debe ser fácil ser diferente, pero diferente de verdad. Que todos te miren al pasar y que pongan caras. Que cuando pasas siempre se oiga un rumor de susurros, también risitas y burlas. Luego todo mejora, se empeñan algunos en obligarnos a creer y es así. Al final todo se coloca en su lugar y si no lo hace, mal. No nos queda más remedio que hacernos fuertes y gustarnos. Y esa es una de las bases de Wonder una película fácil de ver, amable y llena de vida, aunque en el fondo haya una profunda tristeza. Y es que a veces ponernos un casco de astronauta para que no nos llegue todo lo malo del día a día no es suficiente…

A partir de hoy, de David Bisbal y Sebastian Yatra.

Pd. La lejanía, el futuro nos hará a todos iguales en la diferencia.

martes, 22 de mayo de 2018

Una mujer fantástica

Marina corre, la cámara la filma desde delante, desde atrás, desde un lado, desde el otro, desde arriba, desde abajo… Marina es «una mujer fantástica» de Sebastián Lelio. Es una mujer que a pesar de todo sigue corriendo. Eres una quimera, le dicen y ella sigue hacia adelante. Todo lo que la envuelve la golpea, le pone trabas, la zancadillea… y ella continúa. A veces suplica, pero la realidad es implacable e inmisericorde. Y el estómago se me encoje y los ojos se me aguan. Qué difícil es ponernos en el lugar de los otros y qué fácil juzgar o temer lo distinto. Se nos llena la boca siendo amables, comprensivos pero solo miramos desde arriba, sin importarnos nada más; creyéndonos mejores. No hay ni un atisbo de amabilidad o buenismo, no hay final feliz, solo final. Tan real como la vida misma porque al final la vida está llena de mujeres fantásticas, mujeres a las que el mundo no les da una oportunidad; para tenerla se la tienen que arrebatar con arrestos. Y Marina corre y llegan los títulos de crédito y esa sensación rara, agria e incómoda, se me queda en el estómago. Ojalá mañana sea un día mejor, uno mejor para todas.

Allí donde solíamos gritar, de Love of Lesbian.

Pd. Qué bien dibuja el director. Después de Gloria llega esta maravilla...  

domingo, 1 de abril de 2018

Les roseaux sauvages (II)


El domingo pasado recordé una película, Les roseaux sauvages (1994). El otro día me quedé solo con algunos momentos, los referidos a la adolescencia, sobre la llegada de la juventud… No sé, pero hoy quería ahondar un poco más en todo aquello. La vi solo en mi casa. Debió ser un jueves, sí un jueves. Me recuerdo viendo y aprendiendo, reflexionando, poco a poco. Es de esas películas que hay que ver varias veces. ¿Qué hacía yo viendo aquello? Juega a mostrarnos ese miedo del paso de la adolescencia a la juventud, con momentos tristes. Ellos dicen de sí mismos ser patéticos. Pero los tres están llenos de madurez y lucidez… La vi solo, pero supe que algunas cosas han pasado siempre, que esa inquietud, a veces, miedo no son exclusivas de una persona concreta, que están ahí… y hay que intentar seguir en pie. Opté por verla, no sé si con acierto o no, por la soledad, por el interior…

Barbara Ann, de Beach Boys.