domingo, 19 de abril de 2015

El final

Quizá ésta sea la entrada más difícil de cuántas haya escrito hasta ahora en este intrincado rincón del ciberespacio. Éste es el final y como no podía ser de otra forma, igual que lo fue el principio, es azul. Es azul tokio, esa extraña tonalidad que sólo puedes descubrir cuando miras al cielo y hace sol, pero estás triste. Mucho y también alegre. Las dos cosas al mismo tiempo. 

Ocho años después, muchas cosas han cambiado. Los 19 de abril ya no serán iguales. Este día comencé y este día he querido descansar. No me olvido de quienes me han acompañado hasta aquí: sus palabras, sus gestos, sus músicas y también sus silencios han sido indispensables. Las primeras estrofas llegaron pronto: Te busqué bajo las piedras y no te encontré. En la mañana fría y en la noche te busqué. Hasta enloquecer. Pero tú llegaste a mi vida como una luz. Sanando las heridas de mi corazón. Haciéndome sentir vivo otra vez (Juanes y Nelly Furtado). Vuestro aliento siempre me ha dado vida, imprescindible para continuar. 

No ha pasado nada especial para tomar esta decisión y, tal vez, esa sea la principal razón para dar este paso. Cierro la puerta, pero dejo la llave puesta. Sin alharacas. Así es este final, que tal vez no sea definitivo. ¡Quién sabe! Sé que no es la mejor manera de entornar la puerta, pero lo único cierto que sí sé es que mañana será lunes. 

De verdad, gracias a todos.


Pdt. Ojalá nuestro reencuentro sea igual de bonito.

sábado, 11 de abril de 2015

No quedan días alegres

El abismo está ahí, tras esa puerta verde que nunca se abre. Lejos quedan los sueños con olas y delfines. ¿Adónde habrán ido? Solo queda el silencio. Todos se han ido, los marineros los primeros. No hay a quién preguntarle cuánto cuesta una barra de pan, tampoco las amapolas amarillas que circundan la ciudad. Los árboles sin hojas también están tristes, debe ser cosa de la maldita primavera. Aunque con sol todo parece distinto, si persistes te das cuenta de que ya no quedan días alegres y que el juego está a punto de terminar.

domingo, 5 de abril de 2015

Imprevistos

Hay días en los que, aunque no estaba previsto, se nubla. Las nubes comienzan a cubrirlo todo de repente, como si de una emboscada se tratase. El sol un poco ultrajado cede y se mantiene en un extraño e inquietante segundo plano. Las voces de la calle comienzan a silenciarse y los coches desaparecen por arte de magia. Algunas tiendas cierran, igual que lo hacen al paso de las procesiones de Semana Santa. Cuestión de fe, piensan. Y lo que no estaba escrito, sucede. Así es la vida, llena de imprevistos...

domingo, 29 de marzo de 2015

Nunca dejes de darme alas

Es difícil actuar cuando se es consciente de que el final está a punto de llegar. Parece que ha vuelto a salir el sol y que nada diferente ha sucedido. Pocas cosas más quedan ya por contar. Nunca se sabe qué diantres pasará mañana, pero cada día se hace más complicado vivirnos. Sólo te pido que nunca dejes de darme alas, me son imprescindibles para continuar respirando, para existir. Igual que la música, la claridad de la mañana o las magdalenas. Necesito que me entusiasmes, que me digas que puedo, que si sigo así al final lo lograré. Que seré capaz de vivir. No lo dudes: Dame alas y también luz.


Pdt. El azar me ha llevado a recordar esta canción. Esto poco a poco se acaba...

lunes, 23 de marzo de 2015

Vietnam


Hay una guerra en un país que se llama Vietnam, en la que todos los días mueren personas por razones que no entendemos muy bien. En la mesa oímos a los grandes referirse a esa guerra con horror. Yo les pregunto qué tan cerca estamos de esa guerra o qué posibilidades tenemos de morir ahí. Respiro tranquilo cuando me explican que Vietnam está al otro lado del mundo. Sin embargo, no faltan los comentarios de los que anuncian una tercera guerra mundial y el fin del mundo. Con todo y eso, salgo a jugar todas las tardes con mis amigos.


El mundo de afuera, de Jorge Franco.

domingo, 8 de marzo de 2015

El sol incierto


La fina lluvia caída durante horas había empapado el valle de un modo tal que parecía imposible que alguna vez se secase. Todas las superficies aparecían mojadas y brillantes, a la vez que un sol incierto se filtraba a través de las nubes arrancando jirones vaporosos de las copas de los árboles desnudos. 

El guardián invisible, Dolores Redondo.

miércoles, 4 de marzo de 2015

¡Qué bonita!

Qué bonita la vida.
Y tan bonita es que a veces se despista
Y yo me dejo ser
Y tan bonita es...
Es vida lo que me das
Vida, tu caminar. Vida que arrampla
Cobarde que lucha
Que sueña que perderás
Vida que vuelve a dar
Vida que sola estás
Vida repleta de gente
Que nace que vive
Que viene y va.

'Qué bonita la vida', de Dani Martín 

Pdt. Cada vez, esta canción me gusta más...

lunes, 2 de marzo de 2015

Mala compañera

La costumbre a veces es mala compañera. Sobre todo cuando se empeña en que ya nada puede cambiar, en que las cosas tristes han venido para quedarse, que no hay nada que hacer. Impávida se tropieza con unos ojos tristes y pasa de largo, como si no tuviera sangre en las venas o como si esto de la vida no fuera con ella. Y ellos, ilusos, se revuelven buscando un poco de luz, de calor. Qué malvada es la pobreza, siempre tener ganas de todo y no hallar nada. Todo se ve peor, como si todo fuera en tonos ocres y oliese a rancio. Y luchas para zafarte de los remiendos, casi por inercia, pero sin demasiada convicción. Sólo te queda aguantar, aguantar hasta que la costumbre se canse y te deje en paz. Pero no es tarea sencilla. Está ahí, empeñada en que las cosas salgan mal, en que te vaya de pena. Y hay días en que lo consigue, otros simplemente olvidas, arrullado por las olas del mar o por una maldita canción triste. Y vuelves a desear, casi por costumbre.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Cosas hechas con el corazón

Las decisiones tomadas no siempre son las más lógicas, las más útiles, las más inteligentes. En ocasiones las decisiones tomadas nacen de un rincón en el que los designios de este tiempo amoral no tienen cabida. La ética, el amor, los principios libran batallas en las que parten como perdedores, pero hay veces en las que contra pronóstico logran imponerse. Ahora sólo queda seguir caminando, el miedo no nos puede, ni debe detener. Gracias, corazones.

domingo, 22 de febrero de 2015

La lluvia

¿Has visto alguna vez la lluvia? Sí, y no fue algo alegre. No dejó de llover durante toda aquella noche y los que se creían felices tornaron tristes. Ella lo empapó todo hasta que ninguno fue capaz de soñar con algo mejor.

martes, 17 de febrero de 2015

Happens

The life is strange. Sometimes, you think that can win all races, however they are quiet while you run. They only see how the life happens.

jueves, 12 de febrero de 2015

Nada escapa

El frío a veces todo lo puede. Te congela los dedos y también las ganas de vivir. Cuando el sol se va, se esconde es más difícil soñar con paraísos que están por venir. Sólo buscas un refugio en el que hibernar. Que pase el invierno, sólo eso, que pase pronto. Que vuelva el aire caliente y las flores. La luna triste se va apoderando de todo, como un fuego que todo lo arrasa. Nada escapa. No eres capaz de resucitar aquella hoguera en la que crepitaban las ilusiones. Poco queda ya. Poco, muy poco. Lejos están California, Anchorage, Montevideo y Valparaíso. Ahora sólo tienes frío.

domingo, 8 de febrero de 2015

El turno de los colores

¡Qué bonita se ve la luz de este lado de la vida! Con sus alegrías y también con sus penas. Completita, sin reparos. Aunque haga frío o aunque le dé por llover. Íntegra. Los rayos de sol lo iluminan todo, también las miserias, y las sombras poco a poco se disipan. Sí, afortunadamente vuelve a ser el turno de las luces de colores.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Torcerse hacia el contrario


Los haces de luz que se filtraban a través de las persianas dibujaban sobre mi cuerpo las rayas de un anticuado uniforme de presidiario. Permanecí un buen rato en aquella silla, pero el tipo no apareció. Y visto lo que sucedió después, he llegado a considerar ese rato que pasé esperándolo como una línea de demarcación en las vidas de ambos, en la suya y en la mía. Un momento en que las cosas hubiesen podido decantarse hacia un lado antes de torcerse hacia el contrario.

'Galveston', de Nic Pizzolatto. 

domingo, 1 de febrero de 2015

Nada extraordinario

Estaba sentado en aquella destartalada silla temiendo que en cualquier momento se viniese abajo, igual que un iceberg en verano. Rebuscaba en su memoria aquella maldita idea que le había sobrevenido la pasada madrugada, pero no había ni rastro de ella. Definitivamente se había esfumado. Odiaba que le pasase eso, que la caprichosa inspiración llegase justo cuando él no tenía papel ni lápiz a mano. Y allí seguía, mirando por la ventana sin que nada pasase. Nada extraordinario, claro. Por allí sólo andaban los viandantes de siempre. Como era domingo tampoco se veían coches. Uno cada cierto tiempo. El mundo exterior estaba tranquilo, él no. Intentó zafarse de la silla, pero al mínimo intento crujía amenazante. Oyó tacones en la escalera, la vecina llegaba de una noche tonta. Una más. Tras los pasos, las llaves y la puerta se cierra. Vuelve el silencio, la nada y su vida sigue en blanco...


Pdt. Entranda 1.075.

jueves, 29 de enero de 2015

En el punto correcto

Víctor suspira con cara de cansancio. Está acostumbrado, los sectores más extremistas de la izquierda le tildan de reaccionario y los reaccionarios del régimen caciquil en que viven le toman por un radical. Eso quiere decir que está en el punto correcto, quiere cambiar la sociedad en la que vive, sí, sabe que es necesario que aquello termine: que unos pocos vivan como reyes a costa de unos muchos es algo injusto que debe ser abolido pero tiene que hacerse poco a poco. De no ser así, el ejército, la banca, la Iglesia y los grandes terratenientes darían un golpe de mano si se vieran profundamente amenazados que daría al traste con cualquier avance conseguido.

La última noche de Víctor Ros, Jerónimo Tristante

viernes, 23 de enero de 2015

Definitivamente no ha sido

Hoy no ha sido el mejor día de mi vida. No, definitivamente no ha sido el mejor día de mi vida. Todo comenzó bien, pero sin saber muy bien el modo todo se torció. De pronto se nubló y no pude ocultarme de la lluvia. Allí estaba yo, en mitad de una explanada sin lugar dónde cobijarme. Después llegó el pez fuera del agua y también las ganas de que todo fuera distinto. Sin zapatos nuevos en el baile. Y en esas, una llamada de teléfono que no dice nada, sólo logra ponerte en alerta. Sólo que los vivos se mueren. Sí, lo sabes y también que las sombras te esperan detrás de la puerta. Malditas pesadillas. No quieres abrir esa puerta. No quieres. Hay heridas que es mejor no reabrir jamás. Y mucho menos cuando tienes la batidora en marcha.

'Best day of my life', de American Authors 

domingo, 18 de enero de 2015

Los bares en los que dijimos que nunca entraríamos

Después llega la realidad. Cuando los ecos de la tormenta finalmente se han extinguido. Toca hacer recuento de bajas y desperfectos. Parece que la guerra descansa y sólo queda aguardar para ver si decide o no proseguir con sus malas artes. También es tiempo de hacer balance. Todos nos merecemos un respiro. Y en este tiempo de reflexión sabemos que, al final y aunque no queramos, siempre terminamos en los bares en los que dijimos que nunca entraríamos y nos alimentamos con las provisiones que nos eran desagradables a la vista, pero así es la vida. También vestimos camisas de cuello blanco y siempre nos asomamos al balcón para ver justo cuando oímos un ruido extraño. Y lo curioso del asunto es que la mayoría de las veces, por no decir todas, no nos disgusta lidiar en estas batallas...

jueves, 15 de enero de 2015

Sin pétalos para soñar

¿Qué decir cuando ya está todo dicho? ¿Qué hacer cuando todas las batallas se han perdido? Sólo queda esperar a que lleguen nuevos vientos, unos que me alejen de ti, que me den sosiego. Los cambios siempre son para bien. Hablas y hablas y nunca te cansas. Dices que todo está mal, que esto se derrumba y al mismo tiempo no mueves un solo dedo para curarme las enfermedades, para salvarnos. Mientras, guardo silencio. No quiero que mis dedos te escuchen, tampoco mis rodillas, ni mi esófago. Quiero pensar que tu despedida no ha sido, que sigues queriéndome, pero lo cierto es que la margarita ya está deshojada y no me quedan pétalos para soñar. Debe ser por el frío del invierno, a veces creo que es como si no hubiera sucedido nada. Sigues estando ahí, impertérrita, y mi corazón estrujado no reacciona. Quizá los golpes me atontan demasiado. ¿Qué hacer? ¿Qué pensar? ¿Qué soñar ahora?

domingo, 11 de enero de 2015

Desaparecer

Aquella fría mañana y bajo un timorato sol de invierno confesó a todos que quería desaparecer. Que lo había deseado más de una vez. Ante la mirada atónita de aquellos seres extraños, aclaró -un poco atropellada- que no hablaba de suicidarse, ni mucho menos, sino que estaba francamente agotada y que se estaba quedando sin fuerzas. Lo sé, me miro al espejo y no me gusta lo que veo, por eso quiero desaparecer, dijo sin aspavientos como si fuera algo normal. Antes, cuando era feliz, todo era distinto, pero durante esta dura travesía por el desierto sé que se me he ido perdiendo, he ido dejando de ser yo para convertirme en una cosa que se arrincona. Las puertas se iban cerrando una tras otra y ahora, y casi al final del recorrido o en mitad de él (no lo sé aún), quiero descansar, desparecer y descansar. Sus palabras no provocaron gran cosa entre su audiencia. Quizá la costumbre de oír desahuciados lo amodorra todo. La calima de enero tampoco ayuda. Y así estamos, intentando que todo esto pase...

miércoles, 7 de enero de 2015

Sin aquel brillo especial

En algún punto lejano en el tiempo su vida cambió. Sus ojos dejaron de tener aquel brillo especial que sólo da la felicidad. Su gesto, antes diáfano, se había oscurecido ostensiblemente. Sus manos se movían torpes y su andar se había vuelto retraído, huidizo. Los que le rodeaban no se dieron cuenta de forma rápida, sino que fue con el paso de las semanas, de los meses, cuando cayeron en aquella intranquilizadora metamorfosis. En ocasiones, hasta desasosegante. Le observaban como distraídos y todos coincidían en que no era el mismo. Era otro, más triste.

domingo, 4 de enero de 2015

Las sentencias de los afligidos

Vivía allí, donde le dejó el paso de los días. No le apetecía vivir, ni tampoco morir, sólo permanecer en aquel lugar sin hacer nada especial. Todo a su alrededor se movía, pero había dejado de tener deseos. Algo irremediable, decían los especialistas que una y otra vez, incansables, le diagnosticaban. No hay nada que hacer, sentenciaban afligidos. La apatía le fue entrando de a poco, como si tal cosa, sin que se diera cuenta y ya era demasiado tarde para cambiar las cosas...

viernes, 2 de enero de 2015

Más letras



Quizá este nuevo año también vaya de letras. Quién sabe... Aquí van algunas:

La abadía de Northanger, de Jane Austen
Ripper, de Isabel Allende
Norte y sur, de Elizabeth Gaskell
La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker
El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez
Dispara, yo ya estoy muerto, de Julia Navarro
Lady Susan, de Jane Austen
Grandes Esperanzas, de Charles Dickens
Maravilloso desastre, de Jamie McGuire
Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías
La Constelación del Perro, de Peter Heller

jueves, 1 de enero de 2015

2015

No todo ha salido bien; esa es la verdad. Pero vendrán nuevos días. Unos en los que sonreír y mirar hacia adelante, saboreando todo lo que nos rodea. Vendrán nuevos tiempos, nuevas risas, nuevas ilusiones. Vendrán. Feliz 2015.