domingo, 4 de enero de 2015

Las sentencias de los afligidos

Vivía allí, donde le dejó el paso de los días. No le apetecía vivir, ni tampoco morir, sólo permanecer en aquel lugar sin hacer nada especial. Todo a su alrededor se movía, pero había dejado de tener deseos. Algo irremediable, decían los especialistas que una y otra vez, incansables, le diagnosticaban. No hay nada que hacer, sentenciaban afligidos. La apatía le fue entrando de a poco, como si tal cosa, sin que se diera cuenta y ya era demasiado tarde para cambiar las cosas...

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