viernes, 27 de julio de 2007

El puzzle mágico

Suena una música que no identifico. La letra habla de colores tristes. Todo parece distinto ahora. Los días caminan y parece que nada es inevitable. Estoy a merced del destino. Después oigo su voz. Es grave. Retumba en mis oídos. Se queda grabada en mi estómago. Más tarde vuelo alto. Como jamás soñé. He dejado de estar a su lado para recorrer otros mundos, pero siempre teniéndole de referencia. Como un lugar al que volver. Y a su vera regreso. Le digo que no se preocupe. Todo pasará. No me sorprende la mala noticia, lo que me inquieta es su reacción ante la nueva, que por cierto no es buena. Es como un puzzle. Alguien se lo ha desbaratado cuando creía que ya había finalizado. Por eso llora, pero no debe. Tiene que rehacerlo. Las piezas son especiales y ahora las podrá colocar justo donde él quiera. Para eso es un puzzle mágico, el suyo. Tendrá que decidir dónde encajar cada cosa. Si quiere volver al principio, seguir por el mismo camino o comenzar algo distinto. Eso ya sólo está en su mano. Y en sus pies. También en su boca. Y, al final, le repito: sonríes, luego existo.

miércoles, 18 de julio de 2007

Cerrado por vacaciones


A partir de este momento y hasta nueva orden este blog permanece cerrado por vacaciones.
Necesito pensar.
Disculpen las melestias.

martes, 17 de julio de 2007

Pensamientos de ascensor


Siempre consigues sorprenderme.
Cuando parece que te vas, vuelves
¿Qué pasará por tu cabecita cuando me miras?
¡Ojalá todo fuera siempre como cuando estás a mi lado!
Sonríes, luego existo
Yo también te hubiese besado...

domingo, 15 de julio de 2007

Lambada


No recuerdo muy bien su nombre. Creo que se llamaba Carolina, aunque no estoy seguro. No me lo esperaba, pero me dijo que sí. Fue una sorpresa extraña... ¡Cómo tantas otras que han decorado mi vida!
Hacía calor y era de noche. Las farolas iluminaban a destiempo y la salsa coloreaba el ambiente. Eso fue así hasta que sonó la lambada, aquel baile prohibido que nos cautivó a finales de los ochenta o principios de los noventa, no lo recuerdo bien. Era un perfecto danzarín, igual que ella. Pero la cosa no cuajó. Ella me sacaba treinta centímetros, era rubia y de ojos increíblemente azules. Vamos, todo un partidazo...
Anoche la recordé. En una emisora de radio sólo emitían "salsa", no podía dormir y me pregunté qué diablos habría sucedido con la dichosa lambada. Ese sonido brasileño tan divertido, que lograba que todo el mundo comenzase a hacer el tonto cuando arrancaba la música. Siempre acababas muerto, cual cachalote varado en una playa de arena volcánica, pero merecía la pena.

jueves, 12 de julio de 2007

En el tintero

Se oye una canción...
Estoy llorando por ti
estoy llorando por cosas de ayer
y cada dia, cada dia me duele más
estoy llorando por ti.
Estoy llorando por ti
estoy llorando por cosas de ayer
y cada dia, cada dia que pasa me duele más...
Mientras pienso en ti. Estoy lejos, pero me gustaría que estuvieses aquí. Los edificios han dejado de ser bonitos. Son, simplemente. Pero sé que si los viese junto a ti serían muy distintos.
Los días pasan despacio y no veo avances. Ahora estoy en el exilio, una vez más. No sé cómo librarme de mis cadenas. ¿Quieres que lo haga?
Me gustaría preguntártelo, como también me gustaría contarte otras muchas cosas. Tal vez en otro momento o nunca... ¿Quién sabe? Ahora todo se queda en el tintero, pero es porque tú no me dejas otra opción. El tintero es "mono", pero me gustaría que estuviese vacío...

lunes, 9 de julio de 2007

Peces de colores

Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero...
El agua del mar está fría. Las olas van y vienen. A un ritmo pesado. El sol está a punto de irse y yo procuro no mojarme demasiado. La arena me duele en la planta de los pies. Ellos son igual de débiles que yo. Entre la espuma veo un pez de colores. Uno de esos pequeños, de los que cuesta discernir, pero que está ahí. Parece alegre y su cola no deja de moverse de un lado a otro. Intento atraparlo con mis manos, pero se cuela entre mis dedos. Tú eres igual que ese pecesillo. Cada vez que quiero estar cerca te escabulles. Mis manos son como de mantequilla y mi sonrisa no es suficiente para ti... Al rato dejo de intentarlo. El pez de colores bonitos se va para siempre, pero tú vuelves cuando ya no te espero.

sábado, 7 de julio de 2007

Uno más uno, uno


Un deseo. No siempre fue así, pero ahora estoy acurrucado en tu regazo. Antes cada uno iba a su ritmo. Por su lado. Creías que no, cuando yo había aceptado que sí y al revés. Aún así caminábamos en la misma dirección y por senderos que no eran paralelos. Ahora, acurrucado en tu regazo. Sólo eso, en silencio. Sin esperar, sin desear, sin añorar… Los segundos pasan y sigo entre tus brazos. Ya no tienes que decir nada porque lo sé todo. Tus ojos me dicen cosas bonitas y tus manos me susurran al oído todos tus secretos. Tu piel me envuelve. El ruido de la nada, también. Hemos dejado de ser dos, porque ahora yo soy tú.

jueves, 5 de julio de 2007

Telas de araña


Eres como una araña. Poco a poco has ido tejiendo una pequeña tela que me ha envuelto. Cada segundo estoy más atrapado, pero eso no importa. Deseo que esta prisión que estás construyendo para mí sea inquebrantable, que no pueda escaparme nunca de ella. Una de esas de alta seguridad.
Más que nunca creo que el Love is in the air, como reza la canción. Esa que tarareo, al igual que esa otra I love you, baby o por qué no, Killing me softly. Todas ellas me recuerdan a ti. A ese al que a veces me da pudor mirar, aunque no pueda evitar hacerlo.
Estar cerca de ti es como descender por un sendero apacible. En otras ocasiones, yo creía que esto se trataba de saltar al vacío. Dar ese pequeño paso hacia el precipicio, pero siempre acabé solo juntando los restos de mi piel esparcidos sin contemplación tras el brutal choque contra el suelo.
Ahora todo es distinto. La vereda es sinuosa, pero eso está bien. Camino despacio, mirando todos los rincones del camino. Recreándome en ellos. El aire me da en la cara. Muchos miran desde fuera, pero yo sólo tengo ojos para ti, tu cuello y tu nariz.

lunes, 2 de julio de 2007

Chóped de ternera

Era Ann. Sí, me había convertido sin saber muy bien cómo en aquella chica increíble de Cosas que nunca te dije de Isabel Coixet. Estaba metido en aquel supermercado y no había chóped de cerdo. El mundo se me cayó encima. ¿Cómo es que no tenían el puto chóped de cerdo? Yo había ido allí sólo a comprar el máldito chóped de cerdo. Esa era una de las pocas cosas en esta vida que me hacían sentir un poco mejor.
Sólo tenemos de ternera, me dijo la tonta dependienta y me entraron unas ganas irrefrenables de llorar. No pude hacerlo.
Bueno, respondí sin fuerzas para seguir vivo.
Ann fue mucho más fuerte que yo en su día. Cuando fue a por su helado de chocolate favorito y no lo encontró en la tienda, ella no se conformó con otro parecido. No. Ella pataleó y lloró de verdad hasta que una clienta se le acercó para consolarla.
Ahora me siento extraño. La lucha que se libra en mi interior no me deja seguir adelante. Si al menos hubiesen tenido chóped de cerdo... Pero no, ahora sólo puedo aliviar mi alma con silencio. Estoy harto del ruido, ha habido demasiado en estos últimos meses. No me apetece aprovechar las oportunidades, sólo estar quieto, inmóvil, esperando...
¿Qué quieres que haga?
Estaba frente a ti. Mirándote y mis ojos eran distintos. Tu piel más morena y mi lengua deseaba recorrerte. Tu oreja derecha es tan divertida. Y tu pelo, tu barriga, tus dedos,... Mis ojos eran distintos porque no sé si debo quererte. No sé si me vas a dejar estar cerca de ti. Sentí que podía alejarme de ti, mientras mi boca abría puertas para poder volver a verte.
Raro. Muy raro. Así me siento. Como pegajoso y tu recuerdo se pasea tranquilo y retador por mis venas. Lástima que no pueda impedírselo. No había chóped de cerdo, sólo de ternerna. Es una pena.

Decidido


La vida da vueltas. Es como una noria. Una de esas que renquea a cada golpe de respiración. Hace 50 días todo era distinto. Había gente y caminaba un poco sin rumbo. Algunos giros del destino te descolocan igual que el recuerdo de los que ya no están. Otros han ocupado sus puestos y no me arrepiento. Madrid o Tenerife, blanco o negro, rubio o moreno, alto o bajo,... Al final, todo depende de una simple decisión, aunque no nos demos cuenta, y yo ya he tomado la mía.

domingo, 1 de julio de 2007

Suerte

Hay muchas cosas peores que el desamor. Una de ellas es saber que el amor no es perenne. Que se acaba y que no es para siempre. Esa certeza duele aún más que darte cuenta de que ya no te quiere.
Y a pesar de ello, la luna sigue estando llena, el viento sopla y la música suena suave. Los novios siguen casándose, los gatos maullando y yo esperando...
Aguardo a que el silencio finalice. Sé que no será fácil. Pronto Bofilito morirá, pero llegará otro. Uno mejor, uno de verdad... Tal vez el mismo perro, pero con distinto collar. Quién sabe qué sucederá en los próximos noventa días... El próximo 1 de octubre todo habrá terminado y mi mundo será otro, aunque aún no sepa su color. Deséame suerte.