Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero...
El agua del mar está fría. Las olas van y vienen. A un ritmo pesado. El sol está a punto de irse y yo procuro no mojarme demasiado. La arena me duele en la planta de los pies. Ellos son igual de débiles que yo. Entre la espuma veo un pez de colores. Uno de esos pequeños, de los que cuesta discernir, pero que está ahí. Parece alegre y su cola no deja de moverse de un lado a otro. Intento atraparlo con mis manos, pero se cuela entre mis dedos. Tú eres igual que ese pecesillo. Cada vez que quiero estar cerca te escabulles. Mis manos son como de mantequilla y mi sonrisa no es suficiente para ti... Al rato dejo de intentarlo. El pez de colores bonitos se va para siempre, pero tú vuelves cuando ya no te espero.
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