viernes, 31 de agosto de 2018

The Americans

Se han ido Philip y Elizabeth y me quedo con ese regusto que solo dejan las cosas bien hechas. Sin grandes alharacas, modestamente, pero tanto como digna ha sido su historia. Así se han ido. Se fueron solos, regresaron a su casa, dejándolo todo atrás. Y me quedo con esa gran historia, que no necesita de explosiones ni de persecuciones en veinte mil coches. Les bastaba salir corriendo cuando las cosas se ponían feas. La artesanía pura llena de pelucas, bigotes y patillas postizas, muertos y cintas de casete. Y por encima de todo, buenas actuaciones. Me quedo con algunos momentos sublimes: Cuando Paige le cuenta todo al reverendo o cuando Martha se casa enamorada y en un segundo lo pierde todo. También esa escena final, cuando Stan se tropieza con la realidad y quedan en el aire para siempre mil sospechas… Y ese amor frío, duro, desgarrador… Incomprensible para algunos, pero que es más fuerte aunque no haya caricias ni palabras bonitas, solo silencios…

Brothers in arms, de Dire Straits.

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