Mi silla no tiene ruedas. Desde hace unas semanas he cambiado de silla y hoy me he dado cuenta de que la nueva no tiene ruedas. Así es muy difícil moverme de un lado a otro o simplemente girarme a ver quién está a mi alrededor. No sé qué hacer, tal vez la solución sea comprar otra, una que sí lleve ruedas y que tenga propiedades ergonómicas, pero no será la que tenía, la de antes.
Sabes, a veces me gustaría que todo fuera como al principio. Que tú no hubieras puesto vallas a todo esto para poder seguir siendo libre. Hoy te he visto y me hubiera gustado contarte un montón de cosas, pero no puedo. Me quedé clavado en tu antebrazo y mientras permanecías en silencio, junto a mí, yo soñaba con dibujar en él trazos imposibles con mis tristes dedos. Sabes, mi silla ya no tiene ruedas y eso en días nublados como hoy me pone un poco triste.
Tal vez para ti no sea importante eso, pero que pudiese moverme con ella estaba bien porque me servía de apoyo, sabía que siempre cerca de mí iba a haber una oreja que me escuchaba, un hombro que me sostenía y una sonrisa que me consentía. Y ahora sólo tengo una silla que perpetuamente está quieta.
Pdt. El katxorro sigue siendo del sector ultrapijo de la Liga "acánida"
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