martes, 3 de mayo de 2016

Cosas de familia

Cada uno tiene la suya, quizá por eso nos cuesta tanto aceptar las singularidades de las de los otros. Las familias no son ni buenas, ni malas, simplemente son y con eso basta, es más que suficiente. Acostumbrados a la nuestra, hemos aprendido a combatirla, sabemos como neutralizarla y hasta como aceptarla. La experiencia en estas lides sí es un grado. Pero absorbidos por su idiosincrasia, aunque no nos guste del todo, vemos como si fuera llegada de Marte cualquier otra, la tuya. Se nos escapan al entendimiento tanto sus razonamientos como su proceder. Y es que, al final, esa peregrina familia no es la mía sino la tuya.

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