sábado, 4 de mayo de 2013

Peinarse por las mañanas

Hache sentía que habían tensado tanto la cuerda que se había roto por la parte más frágil, él. No podía respirar bien y creía que era buen momento para huir lejos de todos, a un lugar donde nadie le importunase. Buscaba una tierra donde no le hiciesen daño, pero no sabía cómo ni tampoco si existiría. Tenía tantas dudas en la cabeza y tan roto el corazón que apenas podía comer o peinarse por las mañanas. Se había quedado sin ganas. Ya no le apetecía vivir en aquel cuento. Recordaba cómo empezó todo, un día de primavera, pero todo pasa. ¿Qué pasaría ahora? Quién sabe, se decía y entre tanta nube sólo quería que los minutos discurriesen con calma porque la tranquilidad regresaría más pronto que tarde y sus heridas sanarían.

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