sábado, 31 de agosto de 2013

Vericuetos

Desde hacía unos días no podía dormir bien. Un sueño recurrente le intranquilizaba sobremanera: caras del pasado que se le mezclaban con un camino que no terminaba nunca lleno de vericuetos. No eran buenos tiempos, cansado de que todos viviesen de lo hermosos que fuimos y que, sindicados, nadie atisbase una salida digna. Al descuido, nos han robado la esperanza.

martes, 13 de agosto de 2013

Barruntando

Lo venía barruntando desde hace semanas, quizá meses. No me quieres. No me quieres. No sé por qué seguías aquí, ocupando el sofá rosa como si nada pasase, como si todo fuera igual que al principio. Me había acostumbrado a la falta de aire. No me quieres, te vomité y guardaste silencio...

miércoles, 7 de agosto de 2013

Detrás

A mis amigos no les gusta verme
detrás de ti y no conocerme.
Ya no soy el mismo, ya no soy importante,
ahora voy detrás y tú vas delante.

Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
yo detrás, yo detrás y tú siempre delante.
Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
detrás y tú siempre delante.

Y a mi abuela no le gusta verme
detrás de ti y no conocerme.
Ya no soy el mismo, ya no tengo talante,
ahora voy detrás y tú vas delante.

Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
yo detrás, yo detrás, y tú siempre delante.
Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
detrás y tú siempre delante.

Y a mi perrito no le gusta verme
detrás de ti y no conocerme.
Ya no soy el mismo, ya no tiro pa’lante,
ahora voy detrás y tú vas delante.

Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
yo detrás, yo detrás, y tú siempre delante.
Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
detrás y tú siempre delante.

Y a mí no me gusta verme
detrás de ti y no conocerme.
Pero tú eres importante y tú tienes talante,
así que yo sigo detrás y tú tira pa’lante.

Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
yo detrás, yo detrás, y tú siempre delante.
Yo detrás, yo detrás, yo detrás, yo detrás,
detrás y tú siempre delante.

Yo detrás. Los Ronaldos.

lunes, 5 de agosto de 2013

Desde el balcón

Los días se sucedían sin demasiado acierto. Ella y su canario se pasaban las tardes asomadas en el balcón, esperando la fresca que no terminaba de llegar. Hacía días que no se encontraba, que todo la exasperaba. Debían ser cosas del verano, se dijo sin darle mayor importancia. El caso es que temía que el arroz se le pasase y que su pequeño mundo se le desmoronase ante sus narices. Perdía el control con demasiada facilidad y hasta la vecina del quinto le había insinuado que estaba en edad de merecer, que para cuando un marido. Le aburrían, la del quinto y todas las demás, esas que se aburren y no tenían otra cosa que hacer más que meterse en su mundo. Estaba sola con su canario, que apenas cantaba. Su piar era débil y timorato. Quizá tampoco fuese feliz...

viernes, 2 de agosto de 2013

Apariencias

Pues nada define mejor la España de mi siglo, y la de todos, que la imagen del hidalgo pobre y miserable, muerto de hambre, que no trabaja porque es rebaje de su condición; y aunque ayuna a diario sale a la calle con espada, dándose aires, y se echa migas de pan en la barba para que sus vecinos piensen que ha comido.
El capitán Alatriste: El puente de los asesinos. Arturo Pérez-Reverte.