miércoles, 16 de octubre de 2013

Justo para sobrevivir

Y al final apareció Jimmy en aquel bar de mala muerte buscando guerra. Hacía tiempo que no le daba aire y quizá por eso tenía ganas de bailar con la más fea. Se arrimó a la barra y comenzó a beber copas de cava. Una tras otra y sin parar. Y cuando parecía un perro, arrinconado y sin escapatoria, ella lo rescató con sus ojos de gata desde el otro lado de la barra. La invitó a una copa y se arrimó a ella para que le diera su aliento, el justo para sobrevivir. No sabía quién era, pero tampoco le importaba. Tampoco le 
molestó que se quedase con su cartera y con su dignidad. Bastante tenía Jimmy con llevar a cuestas sus mal de amores, que no le dejaba vivir en paz. A las cuatro de la madrugada los camareros le sacaron a rastras del local y le pidieron que no volviese. De regreso recordó todos los días felices, aquellos en los que paseaba bajo la lluvia de la mano de Betsabé.

'80 veces', de Rozalén

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