martes, 23 de septiembre de 2014

Afectos prohibidos

Rebuscó entre sus viejos libros y, con la vida entre sus dedos, halló aquel extraño cuento que narraba las andanzas de dos seres purpúreos, que de tanto quererse terminaron apartándose tanto el uno del otro que la Luna había dejado de ser Luna y el Sol, apartado y triste, sólo aspiraba a cantar tristes canciones de amor. Aquellas devastadas páginas la llevaron a aquel pasado aún presente en el que los rencores seguían vivos. ¿Cuánto tiempo había pasado desde toda aquella tormenta? ¡Quién sabe! Y cerró el libro, abrumada por tanto polvo añejo. También cerró los ojos porque sabía que todo su afecto estaba todavía prohibido. Quiso pedir perdón o que la normalidad de las cosas se impusiese, pero sospechaba que cuando la tormenta pasa, la calma que sobrevive nunca es igual a la que propició la catástrofe...

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