viernes, 17 de febrero de 2017

A mí, como travesti...


Antes, prensa, radio y televisión tenían por finalidad dar a la ciudadanía la Información necesaria para que ésta opinara y actuara con conocimiento de causa. A mí, como travesti, no me servía de gran cosa, pero la deontología era la que tenía que ser. Ahora, por el contrario, triunfa y prevalece el que halaga los bajos instintos del populacho y no hay autoridad que pueda ponerle freno o que, pudiendo, se arriesgue a enajenarse al electorado aplicando las necesarias medidas restrictivas.

El secreto de la modelo extraviada, de Eduardo Mendoza.

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