Aunque pase el tiempo, aunque nos distanciemos, seguimos pensando igual. Es curioso como hay personas con las que la afinidad es total. Andas por el mismo sendero, crees en las mismas cosas y hasta maldices a los mismos indeseables. Solo hay un peligro, pensar que esa afinidad se extiende a otros territorios, que también otras personas son iguales. Si caes en esa, el golpe puede ser tan duro como peligroso. No todos somos iguales. Cada uno tiene sus singularidades y creer que todos tienen pan para comer o que todos rezan al mismo dios, nos hace perder perspectiva. Y sin ella, todo es peor…
El viaje del sonámbulo, de La Sonrisa de Julia.