lunes, 22 de noviembre de 2010

No comer nunca más

Las lagartijas han andado sueltas. Aprovechando la luz del sol. Entre las rendijas y colándose por debajo de las puertas. Este lunes a mi salón sólo ha entrado una. Era pequeña y de rabo saltarín. Caminaba como un pato mareado, se dio una vuelta corta, llegó a la cocina y abandonó el barco antes de la batalla. Fue entonces cuando caí en la cuenta de que debería tomar algo. Abrí la nevera y oteé decepcionado el horizonte, sin nada que atrapar. Miré de reojo el cartón de leche. Dudé del número exacto de los días que ha estado conmigo y opté por dejarlo en el mismo lugar donde ha descansado el último año. En la repisa no había nada salado y en la despensa ya no quedaban dulces. En esto, la lagartija dio un portazo y me imaginé en mitad de un banquete romano. Con uvas, calamares y champiñones rebozados. También había chicharrones y queso blanco. Lapas crudas y fresas de temporada. Después llegó tu voz y las ganas de estar contigo. Y me sentí almorzado. Como si las horas no pasasen, como si no hubiera tragedias en el mundo, ni listas de espera en Canarias. A la lagartija le dio por regresar buscando guerra y no atiné con la escoba para ahuyentarla. Esta vez se quedó un buen rato y al final me dio por reírme. Después leí un rato la transcripción de nuestra última conversación. Sí, esa que redacté cuando me enamoré de ti; y el sol se puso. Los minutos avanzaron y los coches dejaron de andar para irse a acostar. Esperé al sol y cuando llegó ya no quedaban lagartijas en las calles. Mi nevera seguía atrapada en la escasez y yo decidí en ese instante no comer nunca más, saciado como estoy por tu recuerdo.

http://www.youtube.com/watch?v=Hr_o70TT6Yc

Pdt. La entrada de hoy es diferente al resto. Es estrictamente para las personas que se pasean por este territorio, a veces desolado, y que deciden quedarse. Es sólo para ellos y es mi forma de darles las gracias porque estar por aquí. Para acompañar, 'Buscando el sol' de El Pescao.

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