jueves, 8 de marzo de 2012

Entregado

Cuando la noche menguaba comenzó a sonar la última canción, la que iba a cerrar la verbena, la definitiva. Todo estaba preparado para que sirviese de broche de oro a una jornada cuanto menos extraña. Comenzó muy temprano y ahora, tanto tiempo después, volvía a sonar aquella canción que se le colaba por las rendijas rememorando viejas derrotas. Intentó mirar para otro lado, pero sus esfuerzos fueron vanos. Allí estaba su M como un huracán, arrasándolo todo a su paso. Devastador, como el amor sabio. Quedó entregado a aquel vendaval de ojos miel, que le llevaba a sitios donde sólo era capaz de sentir bien…

6 comentarios:

Jota Torres dijo...

¡Me encantó!, cómo siempre, inspirador y exquisito. Te felicito

Anónimo dijo...

Muy buenos tus haikus de vida cotidiana, me encanta leerlos. Sería muy bueno que vuelvan los soundtracks alegóricos. Felicitaciones.

Ce Castro dijo...

Una vez más... me dejaís sin palabras. Gracias. Muchas gracias, me ayudaís a seguir hacia delante... Salu2

DéjàVu dijo...

Simplemente una palabra: magnífico.
Leo siempre todo lo que escribes! ^^
Un besoo

Emiliano Soler dijo...

A Arthur Rimbaud

Ladrón De Fuego


PIENSO EN LA BELLEZA DEL MALDITO Y ME INVOLUCRO CON EL UNIVERSO. De inmediato todo o todos somos un poco de aquella masa plana que evoca el te humeante, en ocasiones de señoras finas, en otras solo de sombras.
Pienso en la irrealidad como en su cara, nada en particular disuelve este movimiento, esta fotosíntesis de la mente. Y pensar en el sueño como satisfacción freudiana del deseo, bueno me parece ya obsoleto.
He consumado nuevamente el cristal en una respiración, la mente va por etapas
La pausa del inválido falaz, no se detiene ni ante el calor ni ante la droga, es un teléfono roto a martillazos, que sin embargo, ya sin cable, ya sin nada, suena intermitentemente.
Voy a decir; estamos de noche
/bailarina diminuta que danza en un vinilo sucio.
Estamos de acuerdo en un punto de inapropiados costados, estamos en los castillos, en las estaciones y en la primaveral fogata de nuestros años, aunque disímiles.
Solemos descorrer un gesto apropiado cada vez que nos evoque una docena de otros.
Tengo que pensar en el, como un suceso maravilloso, como un nuevo millar de horas en la literatura y en general en las artes
/diré monumentos bestiales transitando oriente y occidente.

emi

Ce Castro dijo...

Muchas gracias Déjàvu. Siempre tan amable conmigo. Te lo agradezco mucho. También gracias a ti, Emi por la lectura. Interesante. Me la guardo. Un abrazo a ambos...