sábado, 26 de abril de 2014

Desde la resignación


Evitó por todos los medios encontrarse en aquella habitación solo, inmensamente solo, pero su empeño cayó en saco roto. Allí estaba, estirado en aquel sofá un poco estúpido y sin ideas que no le dejaba escapar a mundos diferentes. Soñó desde la resignación con una playa desierta, donde las olas en lugar de romper acariciaban la arena. Vivió unos segundos entre cantos de sirena y al contar tres despertó. Volvió de sopetón al sofá destartalado y a llorar. Volvía a la soledad y en ese duro regreso supo que todo se había acabado y en ese todo irremediablemente estaba él mismo. Y ya sin fuerzas, sólo supo permanecer en aquel lugar.

2 comentarios:

Patricia dijo...

Me gusta mucho lo de "sofá estúpido", los objetos que nos rodean muchas veces nos lo parecen, estúpidos, absurdos, según como estemos nosotros.
Me agobió(y gustó) el texto, que se mueva y se vaya un rato a nadar al mar! :) :) Saludos.

Ce Castro dijo...

Muchas gracias patricia... a veces cosas que nos desasosiegan y al mismo tiempo nos atraen... ¡cosas de la vida! ;)