viernes, 29 de agosto de 2014

Cables, setas y piojos

El barrio estaba lleno de cables. Los había por todas partes. Hasta las casas más desvencijadas, las que apenas podían sostenerse en el aire se asían a ellos, como si la vida les fuese en ello. Los había de todos los colores y tipos, unos más gruesos que otros. Lo afeaban todo. De cada escondrijo salía uno y nadie hacía nada por ocultarlos. Habían proliferado como las setas con las primeras lluvias o los piojos en los colegios del noroeste. Había tantos que hubo un día en que la gente dejó de saber para qué servía cada uno. Allí estaban y seguirían estando. Nadie hacía nada por evitarlo, es más, a nadie le dolían prendas en seguir sumando al paisaje diario. Cables, cables, cables por todas partes. Viejos, nuevos, negros, rojos, de cobre, tensos, con trenzas... Y a nadie le importaba.

'Little ones', de Come on live long 

No hay comentarios: