miércoles, 25 de febrero de 2015

Cosas hechas con el corazón

Las decisiones tomadas no siempre son las más lógicas, las más útiles, las más inteligentes. En ocasiones las decisiones tomadas nacen de un rincón en el que los designios de este tiempo amoral no tienen cabida. La ética, el amor, los principios libran batallas en las que parten como perdedores, pero hay veces en las que contra pronóstico logran imponerse. Ahora sólo queda seguir caminando, el miedo no nos puede, ni debe detener. Gracias, corazones.

domingo, 22 de febrero de 2015

La lluvia

¿Has visto alguna vez la lluvia? Sí, y no fue algo alegre. No dejó de llover durante toda aquella noche y los que se creían felices tornaron tristes. Ella lo empapó todo hasta que ninguno fue capaz de soñar con algo mejor.

martes, 17 de febrero de 2015

Happens

The life is strange. Sometimes, you think that can win all races, however they are quiet while you run. They only see how the life happens.

jueves, 12 de febrero de 2015

Nada escapa

El frío a veces todo lo puede. Te congela los dedos y también las ganas de vivir. Cuando el sol se va, se esconde es más difícil soñar con paraísos que están por venir. Sólo buscas un refugio en el que hibernar. Que pase el invierno, sólo eso, que pase pronto. Que vuelva el aire caliente y las flores. La luna triste se va apoderando de todo, como un fuego que todo lo arrasa. Nada escapa. No eres capaz de resucitar aquella hoguera en la que crepitaban las ilusiones. Poco queda ya. Poco, muy poco. Lejos están California, Anchorage, Montevideo y Valparaíso. Ahora sólo tienes frío.

domingo, 8 de febrero de 2015

El turno de los colores

¡Qué bonita se ve la luz de este lado de la vida! Con sus alegrías y también con sus penas. Completita, sin reparos. Aunque haga frío o aunque le dé por llover. Íntegra. Los rayos de sol lo iluminan todo, también las miserias, y las sombras poco a poco se disipan. Sí, afortunadamente vuelve a ser el turno de las luces de colores.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Torcerse hacia el contrario


Los haces de luz que se filtraban a través de las persianas dibujaban sobre mi cuerpo las rayas de un anticuado uniforme de presidiario. Permanecí un buen rato en aquella silla, pero el tipo no apareció. Y visto lo que sucedió después, he llegado a considerar ese rato que pasé esperándolo como una línea de demarcación en las vidas de ambos, en la suya y en la mía. Un momento en que las cosas hubiesen podido decantarse hacia un lado antes de torcerse hacia el contrario.

'Galveston', de Nic Pizzolatto. 

domingo, 1 de febrero de 2015

Nada extraordinario

Estaba sentado en aquella destartalada silla temiendo que en cualquier momento se viniese abajo, igual que un iceberg en verano. Rebuscaba en su memoria aquella maldita idea que le había sobrevenido la pasada madrugada, pero no había ni rastro de ella. Definitivamente se había esfumado. Odiaba que le pasase eso, que la caprichosa inspiración llegase justo cuando él no tenía papel ni lápiz a mano. Y allí seguía, mirando por la ventana sin que nada pasase. Nada extraordinario, claro. Por allí sólo andaban los viandantes de siempre. Como era domingo tampoco se veían coches. Uno cada cierto tiempo. El mundo exterior estaba tranquilo, él no. Intentó zafarse de la silla, pero al mínimo intento crujía amenazante. Oyó tacones en la escalera, la vecina llegaba de una noche tonta. Una más. Tras los pasos, las llaves y la puerta se cierra. Vuelve el silencio, la nada y su vida sigue en blanco...


Pdt. Entranda 1.075.