Creo
que fue ayer o anteayer, con esto del invierno no sé muy bien en qué día vivo. Sí,
fue el sábado por la noche. Marta había conocido a Sofía por una aplicación y
habían quedado para conocerse esa misma noche. Llevaban un par de días hablando
por el móvil, pero es que con las chicas va todo más rápido. Ella se retrasó un
par de horas, pero Marta esperó escuchando música y, al final, se la llevó a
casa. Pasaron un buen rato, las dos. Al despertar, Sofía le pidió que la
devolviera a casa, Marta aceptó. Cruzaron la ciudad en moto, diez minutos,
quizá quince. La dejó en una acera y esperó a que se alejase. Marta sabía que
pasaba algo, siempre sucede con las principiantes y allí estaba él, el novio
sonriente, esperando a su princesa. Sofía no perdía de vista a Marta, suplicaba
silencio y Marta, mi Marta, regresó a casa sola, en su moto. El viento le golpeaba
duro el pelo, pero ya nunca llora. Esto es lo que hay...
martes, 31 de mayo de 2016
viernes, 27 de mayo de 2016
El penúltimo esfuerzo
Dicen
que las cosas nunca vienen solas, también que no hay mal que por bien no venga.
Otros prefieren, ese dicho que dice que a perro flaco todo son pulgas... Y todo
se complica. Cuando ya me daba por perdido, un pequeño rayo de luz ilumina y todo
vuelve a ser posible. Quizá sería más fácil rendirse para siempre, pero ahí
está la esperanza fastidiándolo todo. ¿Pero qué es todo? ¿Todo? La vida. Sí, la
vida. Toca volver a andar, un poco más. El penúltimo esfuerzo. Tal vez la
puerta de al lado se abra (esta vez sí) y las tornas se giren, vuelvan las
sonrisas, la alegría y las ganas de hacer cosas, unas distintas de otras. Toca dar
el primer paso, deséame suerte...
En la puerta de al lado, de Laura Pausini.
martes, 24 de mayo de 2016
Las calles han dejado de oler a ti
No
sé muy bien qué día es hoy, sólo que el cansancio cada vez es mayor. A veces
todos los esfuerzos no bastan para alcanzar una recompensa. Da igual lo que
hagas, te cansas, lo das todo, pero no es suficiente: ya no me miras, ni siquiera
desde lejos. Simplemente no estás. Las calles han dejado de oler a ti, también
los bancos del parque. No hay rastro de ti, ni de tus cosas; te has ido y no sé
si volverás. Y a nadie le importa, solo a mí. Por eso ya no cuento los días, ni
las horas. Solo espero a que el tiempo amaine…
viernes, 20 de mayo de 2016
Cuándo...
Llevo demasiado buscando el sol. De un tiempo a esta parte, solo hallo
nubes y frío, mucho frío. Las calles amanecen húmedas cada día y parece que la
tempestad está siempre a punto de llegar. Llueve, constantemente y sin cesar. Así,
día tras día. Ya ni siquiera pregunto por cuándo llegará el buen tiempo, sé que
tardará...
Lo hago por ti, de Coque Malla.
Pdt. Escucha
el viento, escucha el río, mira hacia el mar, ya no hace frío...
martes, 17 de mayo de 2016
Nunca nadie me enseñó a decir no. Bueno, no sé si eso se enseña en casa
o en el colegio, si había alguien encargado de la vital tarea y se despistó o
simplemente no quiso hacerla, no le apetecía, pero lo cierto es que heme aquí:
sin saber muy bien como decir no. Amaestrado para aceptar, para asentir sin
quejas ni reproches, en silencio. Haz y calla. Casi que no he hecho más que
claudicar, una y otra vez, perdiendo por el camino las ganas de luchar, de
vivir. Sin embargo, dicen por ahí, que más vale tarde que nunca. Supongo que en
esto, también. Y más, cuando he aprendido que sí, que hay otras vidas posibles;
no es fácil, se trata de una batalla a cara de perro, pero ahora ya estoy al
tanto de que tan importante como decir sí, es gritar NO.
viernes, 13 de mayo de 2016
Miedo a ofender
De jovencita había ganado un premio de oratoria. La madurez, al parecer,
había reducido su voz a un solo tono, el de la disculpa, y su personalidad a
una serie de gestos desvaídos por el miedo a ofender, o a no agradar lo
bastante.
A sangre fría, de Truman Capote.
martes, 10 de mayo de 2016
Tiempos muertos
El
tiempo se me va de las manos. Lo noto en mi respiración, cada segundo me cuesta
más respirar y mis piernas ya no aguantan como lo hacían. Esto parece que
inexorablemente se acaba. Miro a mi alrededor y falta tanta gente conocida, personas
a las que quería, que no puedo dejar de pensar que antes o después me tocará a
mí. Ojalá el tiempo pudiera detenerse y recuperar el tiempo perdido, ese que
vivimos sin vivirlo. Habría que tener un mecanismo para sacar cuentas de todos
los días que no hicimos, que no fuimos, que no nos movimos; también los días
fríos de invierno. Esos no deberían contarnos. No es justo. Todo ese tiempo
muerto deberíamos poder recuperarlo y hacer que todo sea mejor.
viernes, 6 de mayo de 2016
Evitando la vida
Siempre
envidié a la cigarra, capaz de disfrutar el momento, de vivir alegremente sin
mayores miramientos. Siempre admiré a la gente que sonríe permanentemente, que
le resta importancia a las pequeñeces del día a día y que sabe que siempre hay
un mañana, pero que prefiere estar en el hoy. No sé muy bien por qué me tocó la
otra cara de la moneda, ser hormiga, siempre temerosa, esperando algo que no sé
si llegará alguna vez. Trabajando sin descanso, evitando la vida. En alguna ocasión,
me he cruzado con alguna cigarra y no he podido resistirme a sus encantos, tan
dispares a los míos. Eléctricas y fugaces. Siempre fieles a sus vivencias,
alejadas del suelo embarrado. Solo eso, me hace continuar...
martes, 3 de mayo de 2016
Cosas de familia
Cada
uno tiene la suya, quizá por eso nos cuesta tanto aceptar las singularidades de
las de los otros. Las familias no son ni buenas, ni malas, simplemente son y
con eso basta, es más que suficiente. Acostumbrados a la nuestra, hemos
aprendido a combatirla, sabemos como neutralizarla y hasta como aceptarla. La
experiencia en estas lides sí es un grado. Pero absorbidos por su idiosincrasia,
aunque no nos guste del todo, vemos como si fuera llegada de Marte cualquier
otra, la tuya. Se nos escapan al entendimiento tanto sus razonamientos como su
proceder. Y es que, al final, esa peregrina familia no es la mía sino la tuya.
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