martes, 9 de mayo de 2017

Ofrenda a la tormenta


El viento que durante la noche había azotado Elizondo mantendría la lluvia lejos del valle en aquella jornada, pero en Pamplona diluviaba, y el agua caía con tal fuerza que incluso esa ciudad, preparada como pocas para dar salida a las torrenciales descargas del cielo, parecía en aquella mañana incapaz de absorber más. Las alcantarillas y los desagües tragaban por sus bocas colosales cantidades de agua que formaban sobre la superficie de las aceras una balsa en la que las gruesas gotas rebotaban, produciendo un efecto inverso de lluvia que parecía brotar desde el suelo y que empapaba el calzado y los bajos de los pantalones de los viandantes.

Ofrenda a la tormenta, Dolores Redondo.

Me quedo contigo, de Los Chunguitos.

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