Algo no va bien. No, no lo va. Lo sé. Todos queremos que nos quieran. Todos. El problema está en cuando del querer se pasa al necesitar. Y se te abre en canal el estómago que borbotea desilusión, tristeza. Hoy lo necesito… Tanto tiempo esperando no sé muy bien qué. Y no llega. Nunca llega lo mío. ¿Dónde ha ido el tiempo? ¿En qué lo he gastado? Esperando a tener suficiente, al golpe de suerte, a que todo fuera a mejor. Me puse a ver las fotos viejas. ¿Viejas o antiguas, cómo se dice? Las que están en el álbum negro, en el estante de abajo. Y hay tanto dolor… Tantas cosas que ya no están. Como si me hubiera ido y ya no hay lugar al que regresar. No. No lo hay, se ha desvanecido en el aire. Se me ha esfumado. Las canas en la sien están como enfadadas. A veces siento el oído derecho, como si estuviese avisándome de que pronto habrá tormenta. El vientre está flojo, la flexibilidad no existe y los pies se me hinchan. El alma es como una casa en ruinas, con habitaciones desvencijadas y paredes a punto de caer. Algo no va bien. No, no lo va.
Nana triste, de Natalia Lacunza y Guitarricadelafuente
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