sábado, 19 de septiembre de 2009

Bajo los dictados de tus dientes

Brazos, lenguas y dedos. Tímidos. Juntos. Revueltos. Suaves. Una canción bonita y la tibieza de las velas. Aparece el sol y el silencio. También tu sabor, nuevo. Me quedo ahí, junto a ti. Escondido. Recuerdo como hace unos días me pisabas los pies. Era al amanecer de un domingo cualquiera y no decías nada. Me mirabas quedo. Estabas ahí, con tus zapatos con rayas blancas encima de mis dedos y quise que aquello no terminase nunca. Como cuando subes en un ascensor y a lo lejos se ve toda la ciudad, más bonita que siempre. Recién descubierta. Ahora los segundos díscolos se divierten y sigo bajo tus manos que me acarician una y otra vez la nuca. Vuelven las lenguas y los dedos. Minan nuestros rincones y te respiro. Y me aprietas contra ti, devastando todas mis defensas. En un instante saltas el foso con cocodrilos y escalas la torturada muralla y, vencido, te aguardo en mis aposentos. Es la hora de la verdad y desmontas mis argumentos de paz. Me rebelo desde mi taburete, aunque sea ya tu prisionero de guerra. Busco un segundo de aire, pero luego rápido regreso al punto de partida y rezo para que sea como al principio. Necesito asirme a algo que me ayude a avanzar. Esposado descubro tus laberintos y también tus calabozos. Y a pesar de lo oído y de lo dicho sigo estando bajo los dictados de tus dientes que me alimentan a cada bocado, a cada embestida, a cada suspiro...
Pdt. Hay días que merecen ser vividos... Toca Jarabe de Palo y su 'agua'...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PRECIOSO!!!!!!!!!!!!!
me encanta ver que disfrutas de este estado de e........... que nos hace verlo todo con otros ojos, hasta los minifundios.

Ce Castro dijo...

ya llegará el día en el que nosotros también tengamos un minifundio... un abrazo wapa...