domingo, 11 de septiembre de 2011

El primer paso

Le despertó el olor a fritanga del segundo. Miró de reojo el despertador que implacable marcaba cinco para las doce. La persiana no dejaba entrar la claridad absoluta del sol. Aún le dolía un poco la cabeza y no sabía bien qué día de la semana era. Se arrastró hasta el baño y allí evitó mirarse al espejo. Siempre lo hacía. Hacía demasiado tiempo de la última vez. Se lavó la cara rápido y se arregló el pelo encomendándose a los años de buen tino. Sintió algo en el estómago. Un tímido ardor que le subió por la garganta y comenzó a hacerle sentir bien. Después abrió los ojos y se miró. Todo estaba en su sitio y se detuvo en los ojos. Estuvo un buen rato hasta que perdió la noción del tiempo. Quiso redescubrirse, conquistarse batalla a batalla. Supo que había estado demasiado tiempo en un tren que ya no partía a ninguna parte y que sólo debía cambiar de andén. No sería fácil, pero hoy había dado el primer paso.

3 comentarios:

DéjàVu dijo...

Buena entrada! Es realmente importante descubrir como es uno mismo y aceptarlo, no tener miedo a mirarse al espejo.
Un beso.

nrumo dijo...

A veces cuesta darse cuenta de las cosas, pero un instante frente al espejo puede ser decisivo.

Tus escritos transmiten mucho, te sigo!

Ce Castro dijo...

Muchas gracias DejaVu y también a ti Nrumo. Coincido en que hay segundos frente al espejo en que pueden ser decisivos y que no podemos olvidarnos de mirarnos de frente. ;)