domingo, 5 de febrero de 2012

El delgado hilo rojo

Busco sanar mirando las caras de los transeúntes con los que me cruzo cuando se pone el sol y sólo quiero llegar a casa pronto para por fin descansar. En mis oídos aún retumban las últimas noticias, que por despiste escucho en la radio. Algunas son buenas, pero otras simplemente me aburren y es que algunos protagonistas deberían aprender de una vez que la gente también sabe el significado de las palabras. Por mucho que digan y digan, al final los hechos, sus realidades no se corresponden con lo que nos dijeron. Y ensimismado en estas tonterías de la vida se me olvida seguir oteando al personal y me da por viajar al futuro más cercano. Cada día que pasa tengo más clara la certeza de que queda poco tiempo, que pronto deberé partir, que éste ha dejado de ser mi sitio. Otra ciudad, otro mundo… ¡Quién sabe! Me encojo de hombros y avanzo un par de pasos más y un poco tonto me da por recordar tu barba oscura. En días como el de hoy deseo tanto que me acaricies la espalda, que me beses el hombro derecho, que me cuides… Creo verte a lo lejos, pero al aproximarme me doy cuenta de que es imposible que la barba te haya crecido tanto en este corto espacio de tiempo sin ti. En la segunda esquina me vuelve a pasar lo mismo, pero ese chico no lleva tu cazadora de los viernes. Después me detengo en las sirenas, últimamente se oyen por todas partes para sobrecogerme, y tras unos segundos de quietud dudo de por dónde seguir caminando, pero el delgado hilo rojo de tu recuerdo rápido me invita a ir de frente…


Pdt. La canción me parece muy positiva. Lo necesitaba. Ésta es la entrada 846.

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