viernes, 4 de mayo de 2012

La tetera que avisa

Comenzó a leer aquel manuscrito azul justo por donde lo había dejado la noche anterior. Contaba la historia de una mujer vivida, de las que sufren, ríen y siempre terminan cantando las cosas andadas. No la entendía en algunas ocasiones, pero en otras es como si Marisela hubiera vivido su misma vida. Quizá por eso retomó este tramo final del texto con tanto énfasis, quedándose en cada palabra, en cada giro expresivo. Retuvo hasta la última coma. Un ruido le desconectó de aquella realidad y se extrañó de que el sol fuese a esta hora tan intenso, de que la brisa le acariciase la nariz y de que los mosquitos en aquella playa fuesen tan mansos que se limitaban a vivir dejando en paz a los que dormitaban a la fresca. Era la tetera que avisaba de que el agua estaba lista para servir y ya tranquilo supo que a pesar de los ruidos su vida seguía su curso, tal y como había deseado…

2 comentarios:

Romina dijo...

está pronto el mate, yo invito

Ce Castro dijo...

jejeje muchas gracias ;)