domingo, 28 de abril de 2013

El sol del sur


Los días que se van nunca vuelven y las oportunidades que se desperdician tampoco regresan. Cada día sale el sol, una veces por el oeste otras por el norte nunca, pero casi nunca por el sur. A los del sur no nos quieren, se repetía Hache cada vez que se despertaba en mitad de la noche. Desde hacía unos días para acá no podía conciliar bien el sueño y sus noches se hacían eternas. Daba vueltas y vueltas intentando colocar las piezas del rompecabezas. En su tarea estaba solo y a oscuras. Las velas habían dejado de calentar y no sabía cuando podría volver la luz. Todo estaba meridianamente claro: los buenos tiempos habían cesado y ahora tocaba travesía por el desierto. Lo bueno de vivir ochenta años es que unas veces estás en lo más alto y otras en lo más bajo, pero siempre puedes volver a ascender. Hache había crecido pensando en que algunos réditos no estaban a su alcance, que nunca amaría como lo hace la gente de bien o que jamás le tocaría alcanzar la cima. Eso había creído. Ahora tenía que empezar a desandar lo andado...

2 comentarios:

Romina dijo...

como canta Andrés Calamaro
"va a decidir que hacer
cuando despierte del todo
y borrar con la mano lo que
ayer escribió con el codo"

Ce Castro dijo...

Jejeje muy bueno, Romina, muy bueno... ;)