domingo, 31 de julio de 2016

Políticos

Érase una vez un pueblo costero, alejado de la civilización, que se llamaba Trigales en el que la gente pasaba hambre y nadie se explicaba por qué extraña razón si todos sus gobernantes competían entre sí por hacerlo mejor cada vez lo hacían peor. Si en sus programas de gobierno hablaban de trabajo, sanidad, educación o solidaridad por qué no había empleo, las listas de espera en los hospitales eran kilométricas, los niños abandonaban los colegios hambrientos y sin saber las cuatro reglas básicas... Pero ellos rivalizaban y cada uno, a su manera, defendía que lo hacía mejor que el otro cuando todos sabían, sabemos, que no es así, que no atinaban, que no asumían sus responsabilidades y que eran, son, culpables.

Simply the best, de Tina Turner.

viernes, 29 de julio de 2016

Canciones azul tokio (I)



Buen momento este para hacer un repaso de las canciones que han sonado en esta nueva etapa y/o las que sonarán las próximas semanas. Aquí van las primeras 23. Habrá más:

California, de Delta Spirit
Canción de cuna, de Buenas tardes
Casi me rindo, de Marilia
Cómprame unas botas, de Marujita Díaz
Crying at the discoteque, de Alcazar
En la puerta de al lado, de Laura Pausini
Enamorada, de Pedrina y Rio
Fuera de aquí, de Ondina
Girls and boys, de Blur
Hymn for de weekend, de Coldplay
Inonocence lost, de Erik Hassle
Jardín de rosas, de Duncan Dhu
Jueves, de La Oreja de Van Gogh
La madre de Fabián, de Javier Álvarez
La tormenta de arena, de Dorian
La vida es un viaje, de Carreyó
Let me in, de Snowmine
Let the mystery be, de Iris De Ment
Lo hago por ti, de Coque Maya
Llévame muy lejos, de Amaral
My kind of woman, de Mac DeMarco
Naturaleza muerta, de Mecano

martes, 26 de julio de 2016

Los ruidos de la vida


Vuelve a sonar la música. Contra viento y marea, ahí sigo, en la lucha. El objetivo es que las cosas del día a día, las mundanas, no duelan demasiado, que las heridas no se me hagan eternas. Todo está en intentarlo, en perseverar. No se puede desfallecer, porque si lo haces estás perdido. La vida, a veces, duele demasiado, aunque haga sol en pleno invierno. Debe ser asunto de la calima, pero hay que volver a empezar. Siempre hay que volverlo a hacer, la otra alternativa ya no es viable. Lo dejó de ser justo en cuanto te fuiste dando un portazo. Aquella música dejó de sonar y sin embargo aquí estoy, escuchando los ruidos la vida.

Llévame muy lejos, de Amaral.

domingo, 24 de julio de 2016

Malas noticias



Hay noticias que nos golpean, que lo hacen con tanta fuerza que no nos dejan pensar, ni tampoco respirar. Que no nos dejan hacer nada, que nos detienen como si ya nada a partir de ellas importara lo más mínimo. Sí, hay noticias que son malas, mucho, pero ahí están manchándolo todo de negro. Ya me gustaría a mí que solo de trivialidades y banalidades varias se pudiera vivir, pero no es así. Y sin embargo si hay algo peor que una mala noticia, es que tú seas su protagonista, que sea a ti a quien golpea la vida, esa vida que tiene sus cosas, que es un poco retorcida y que no se cansa de hacer de las suyas. Esa vida que es capaz de elevarnos a lo más alto para luego, con saña, dejarnos caer. Desde el suelo todo se ve distinto, más triste, más doloroso, descarnado. Y a veces, sin ganas de levantarnos de nuevo, debemos seguir...

viernes, 22 de julio de 2016

Caminos de espinas

A veces los caminos no son de rosas. Cuando pasa eso, acostumbran a ser de espinas y, ahí, es cuando debemos andar con sumo cuidado porque si no estamos totalmente perdidos. Y nadie quiere que suceda eso, lo de perdernos. Todos queremos andar con tino, hacia adelante, hacia la luz. Soñamos con los cuentos que nos dicen que todo será estupendo, más que maravilloso, pero los andares nos indican que nunca nada es fácil. También hay quienes quieren hacernos creer que cuando uno sufre para llegar se saborea más el final. Tal vez ni lo uno, ni lo otro, aunque yo siempre preferí los senderos sin trampas, sin demasiadas complicaciones... Al final, la vida te enseña –o aprendemos- que cuando hay demasiados impedimentos hay que saber replegarse e intentar otros caminos, hay que saber cuáles son las batallas que tenemos que librar y las que no...

Enamorada, de Pedrina y Rio.

Pdt. No cabe duda, la foto es verano, la canción es verano, todo es verano, aunque no lo parezca.

martes, 19 de julio de 2016

Algunos hombres buenos

Hubo un momento, un instante minúsculo, en el que soñé que era bueno. Me lo creí y aún así seguí intentando mejorar. Todo era posible. Ahora sé que no lo soy o que lo dejé de ser con el paso del tiempo. ¿Quién sabe? Lo cierto es que no soy buena persona y eso es algo que no me alegra.

domingo, 17 de julio de 2016

La tristeza se le había posado sobre los hombros


Aquel sábado por la mañana se había despertado temprano, como siempre, justo cuando el reloj, el suyo, marcaba las seis y siete de la mañana. Le hizo gracia como el locutor de la radio se trabó con lo enrevesado de la pronunciación horaria. Despertó y pronto atisbó los primeros rayos de luz; el verano se había impuesto por decreto, igual que las leyes injustas del gobierno. El verano le gustaba, pero todo cansa en exceso y más después de un duro invierno. El cuerpo se le había hecho al frío, a las nubes, a la soledad. Sí le gustaba el nuevo pan de cereales que vendían en su panadería de toda la vida. Barrió un poco el polvo y puso una lavadora. Era sábado, tocaba. Intentaba ponerle buena cara a la vida, pero subir cuatro pisos con una cesta llena de ropa sucia por las escaleras porque el hijo de los del ático no cuidaba que la puerta del ascensor quedase bien cerrada le perturbaba el ánimo. Quizá demasiado, no podía evitarlo. Su mal humor era solo un síntoma más de que la cosa no iba bien, sabía que estaba a un tris de llegar a ese lugar donde nunca sospechó estar: la rendición. Desde hacía unos días la tristeza se le había posado sobre los hombros y por más que hiciera intentos para sacudírsela no podía con ella. No quería rendirse. De verdad que no quería. Ojalá supiese la tecla a la que darle para que todo mejorase. Rezaba todas las noches con un golpe de suerte, de buena suerte, que por lo pronto le era demasiado esquiva. Cada mañana se levantaba lleno de energía, pero los tropiezos del día le hacían demasiado daño. Tanto, que ya no reconocía sus propios tobillos, repletos de golpes. Cada día lo intentaba, se prometía no desfallecer, pero la realidad de las cosas iba quitándole poco a poco lo poco que tenía. Veía, aterrorizado, como su cuenta de ahorros iba mermando en fondos y no sabía qué iba a ser de él. Le daba igual que fuera cuatro, que cinco, le daba igual todo, menos que le diese todo igual. Siempre luchando contra sí mismo y así no se puede vivir. No, no se puede vivir así, derrotado, sin fuerzas ni esperanzas. Y volvía a mirarse al espejo y se rebelaba, lo hacía con todas sus fuerzas. De verdad, que lo hacía. Lo hacía y lo soñaba... Y todo volvía, una vez más, a comenzar.

Hada chalada, de Bunbury.

viernes, 15 de julio de 2016

Sala de esperar


Los perros cuando buscan su nido dan miles de vueltas sobre sí mismos, a un lado y al otro. Sobre todo las perras antes de parir. Persiguen que sea un lugar, el suyo, adecuado para su camada, para que nadie la perturbe. Lejos de ellas, hay otros que solo dan mil vueltas para marear al personal, encallados en ellos mismos, como si no hubiera o hubiese nada más. Viven así, atrapados como la marmota de las películas o como la máquina que enrosca tornillos de las fábricas «fordianas» de la segunda revolución industrial. Y, mientras tanto, al resto nos toca esperar, solo eso...

Wonderwall, de Oasis.

Pdt. 21 años después, esta canción sigue igual de extraordinaria que el primer día.