domingo, 25 de septiembre de 2016

El lector de Julio Verne

Yo leía otra clase de novelas, relatos de naufragios y tormentas […] para soportar la calamitosa aventura de vivir en la casa cuartel de Fuensanta de Martos en 1948. Los muertos de papel son leves, su agonía breve, su memoria corta, y en los libros que me conseguía Pepe el Portugués, sus nombres además ajenos, tan extraños que sonaban a falsos. Los muertos de papel nunca dejan viudas, ni huérfanos que lloren más de dos líneas, por eso me gustaban aquellos libros, y por eso nunca habría podido denunciar a Sonsoles, contarle a mi padre la verdad. Así, unidos en la complicidad de una fuga destinada al fracaso, entregado cada uno a su propio desaliento, llegamos hasta una soleada tarde de marzo en la que Sanchís interrumpió abruptamente una de aquellas clases que nunca llegaron a serlo en realidad.

El lector de Julio Verne, Almudena Grandes

Get in line, de Ron Sexsmith

Pd. Quizá los mejores momentos de las últimas semanas se las debo a este libro.

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