martes, 10 de octubre de 2017

Luz y tino

Y ahora qué quieres que diga yo. Ha pasado tanto tiempo que todos mis argumentos se han desvanecido. No tengo nada que decir, tampoco nada que reprochar. Ni siquiera tengo nada de lo que quejarme, aunque sienta que todavía debo tener alguna herida... Solo tengo una cosa: el silencio. También lealtad. Y así seguirá siendo. Me lo guardo todo, ni un reproche o queja pública. Nada. Vacío. Y esta sensación de que soy el único responsable. Yo entré y yo salí. Fui yo el que decidió, aunque haya sido porque no tuviera más remedio porque era eso o morir tras marchitar poco a poco. Eso es lo que pasa cuando no te quieren. Y me callo porque perdí todos mis derechos el día que dije hasta aquí. A estas alturas solo vuelvo a pedir luz y tino para no equivcarme…

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