viernes, 13 de octubre de 2017

Un pequeño e insignificante zurcido

Allí estaba aquella camiseta, esperando a que se decidiera pronto. Solo necesitaba un pequeño e insignificante zurcido. Un esfuerzo minúsculo, pero el polvo había ganado aquella batalla y se acumulaba en la percha malva. Su vida se había vuelto a detener y eso que había luchado por evitarlo con todas sus fuerzas. También esperaba la tierra del balcón o la tonga de cartones de la despensa. Había mil tareas pendientes, pero no tenía fuerzas para acometerlas. Se engañaba y decía que lo haría más tarde. Le hubiera gustado ponerse a limpiar los quemadores o a limpiar el polvo de las lámparas. Cuánto hacía que no lavaba las cortinas… También habría que arreglar el grifo del lavamanos o comprar el centro de mesa para reponer el roto en navidad. El transistor también andaba averiado y las bisagras iban justas. Todo era como una montaña, de esas que por complicadas comienzas a subir con ímpetu, pero las fuerzas se le evaporaban demasiado pronto, tanto que a poco que subiera siempre le presidía la sensación de derrota. Y de derrota en derrota vivía, solo ansiando una cosa: que mañana fuera otro día…

Quiero ser, de Amaia Montero.

Pd. Espero que el 13 de hoy sea bueno y solo traiga cosas bonitas...

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