martes, 11 de septiembre de 2018

El bolso de la salita

Llevaba como dos meses en aquella oficina y nunca había entrado en la salita del fondo. Llegaba por las mañanas, poco antes de las ocho, encendía su ordenador y empezaba a ordenar las cosas para el día. La mañana se le iba volando, gestionando cosas sin parar, agilizando trámites, consultando su correo… Salía a eso de la una menos cinco y estaba veinte minutos dando vueltas por el centro, veía escaparates y engullía su mini sándwich de tomate. Después volvía al tajo y así hasta las cuatro y cuarto de la tarde. Ya fuera de hora, salía de la oficina. Siempre era una de las últimas y nunca había entrado en aquella salita del fondo. Maricarmen no tenía su carácter. Comenzó a trabajar ayer y poco antes de las once, le preguntó por el bolso. ¿Qué bolso? El de la salita. ¿Hay un bolso? Uno bien bonito…

Fuego, de Eleni Foureira.

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