domingo, 1 de septiembre de 2019

Ni siquiera en las salas de espera

Qué difícil es ser la otra, la que no tiene ningún derecho. Estar siempre esperando una llamada, un ratito fugaz. Un instante. No poder estar en los malos momentos, no poder llorarte o simplemente acompañarte en tu travesía por el desierto. Ni siquiera en las salas de espera me dejaron estar. Viéndolo todo desde la distancia y sin poder saber. Esto no es algo que se busca, aparece y ya. Quizá siempre cupo la posibilidad de rebelarme, pero no supe, no quise. Se es y ya está, sin más. La otra, qué mal suena en verdad. Fueron tan escasos los buenos ratos, que ya casi que no existen. El silencio es ahora el que lo cubre todo. No poder decir, no poder llorar, no poder gritar… Solo callar, callar y agachar la cabeza porque, aunque nadie lo sepa, soy la otra.

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