lunes, 20 de abril de 2009

Esperando a un mendigo

Me agarro a tus dedos. No sé muy bien por qué. Es tan solo un instante. Llegas por detrás, sin darme cuenta, y me pillas desprevenido. No me giro. No quiero que se note. Tampoco busco tus ojos, pero me aferro a tus dedos porque ansío que sean el asidero de mi nuevo rumbo. Después, al día siguiente me encuentro con otros dedos. Unos distintos. Los entrelazo con los míos, pero para dar fuerza. Están abatidos y enfadados. Desde que los vi supe que pasaba algo. Me descuadraron sus movimientos. Nada bueno, supuse y mis pálpitos al final no fallaron. Me desazonó ver unos dedos amigos rotos de rabia, como un carrito de la compra perdido en mitad de una calle, esperando a un mendigo que se haga con él y comience a llenarlo de tesoros pizpiretos.

http://www.youtube.com/watch?v=gHojSlkso50&feature=related

Pdt. Hay canciones que te hacen creer que nada cambiará nunca...

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