sábado, 3 de julio de 2010

Entre tus dedos

Fue una noche de verano. Una igual que otra, pero con un matiz: tú. En un despiste nuestros dedos se mezclaron y en ese suspiro todo, sin darme cuenta, cambió para siempre. Tus ojos iban tras de mí mirando a diestro y siniestra. En los monitores del centro comercial una niña chillaba que odiaba a todos los que hacían de su vida una miseria. Después no supe más de ti, aunque mi vida se fue entre tus dedos. A los días les dio por entretenerse preparándose para la competición de lucha canaria que arrancaba en octubre. Lo hicieron modestamente, con una cola competente, pero sin puntales que supieran llevar el peso de las cosas cuando la ocasión lo requiriese. Tras tu paso por el hospital se te ocurrió devolverme mi esternón y mis dedos volvieron a tocarse con los tuyos. Buenos días, encantado de conocerte, dijiste mientras me dabas un apretón de manos que volvía a colocarme en la terminal de llegadas, viendo el monitor, esperando a que tu ATR aterrizase en la pista adecuada, aunque fuese sin el visto bueno de la torre de control. Después un par de hojas de mi almanaque se perdieron en la papelera que recicla las cosas banales. Al piloto lo destinaron a una misión especial en Tel Aviv y allí me quedé un buen rato. Algunas veces te daba por subir con tus dedos por mi brazo hasta llegar a las venas que se me notan cuando estoy cansado, pero esas ocasiones eran las menos. La mayoría te conformabas con buscar otros parajes al otro lado del río, allí donde las princesas que llevan tacones son incapaces de llegar. Ya sabes que algunas doncellas, las buenas, no van a todas partes. Y en esas estábamos hasta que a tus dedos les dio por jugar al elástico con unos dedos que no eran los míos. Pensé que era una pesadilla, pero ante tu dicha, soy incapaz de rebelarme. Tal vez por eso aún siga pensando en aquella noche de verano. La primera, cuando no sospechaba que ibas a dejar escapar mi vida entre tus dedos.

http://www.youtube.com/watch?v=fp16CKQqMAA&feature=related

Pdt. La elección lógica: Gianluca Grignani y su 'Mi historia entre tus dedos'.

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