miércoles, 21 de julio de 2010

No todo está perdido

Huyo como una rata. Por las esquinas. Como alma que lleva el diablo y con el corazón en la boca. Tengo miedo al pasado, que a veces vuelve. ¿Dónde queda el futuro? No lo sé, grito mientras mis pies echan a correr. En este tiempo se me olvidó sembrar centeno y trigo y ahora mi granero está vacío. Solo en un callejón y no tengo a dónde volar. ¿O sí? A veces creo que antes o después romperé loco. Pero en mi tenue lucidez sé que no todo está perdido, que aún quedan rollos de papel y latas de paté danés en la despensa. Resistiré un par de días, justo hasta que la luna se vista con traje de cola.

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