Dedos de artista

Miró al cielo. Ahí el chico de boina cayó en la cuenta de que su decisión de salir con manga baja a la calle este martes no fue del todo acertada. Lo supo cuando las gotas de sudor comenzaron a aparecer en su frente y descubrió entonces que no tenía pañuelos en el bolso de guerra que llevaba atado a la cintura. El sol cascaba y no le quedaba otra que andar hasta el final de la calle bajo su inmisericorde justicia para cumplir el orden establecido. Tenía un calor que por momentos se hacía insoportable a pesar de que corría el mes de marzo en el hemisferio norte. Justo en una glorieta para colmo de males descubrió el nombre de aquel director de cine que tanto le atraía desde hacía unas semanas y al que le apetecía apetecer. Lo supo porque se encontró con Ricard, ese chico tan extraño, que caminaba al revés y que siempre le saludaba amigablemente. Iban juntos, los dos, también hacia el final de la calle. Por fin pudo cruzar unas palabras con él. Se llamaba Laurent y tenía los ojos verdes, observó mientras andaban todos dando la espalda a los edificios tristes. Hubo un pequeño momento en el que se quedó mirando sus vaqueros y ya no supo decir nada más. Parecía un tipo vivido, inteligente y de vuelta de muchos viajes. Pero cuando quiso darse cuenta ya habían llegado al final del trayecto y tras la despedida volvió al calor, a las mangas largas y al sofoco de vida. Se acabó lo que se daba, pensó. Todo se le había ido en suspiro. Quiso repetir, regresar al principio de la calle y volver a estar a su lado un rato más. Le había sabido a poco y optó por viajar hasta su casa para quitarse la camisa de botones y soñar con aquellos dedos de artista mientras descansaba bajo el agua tibia de la ducha azul...

http://www.youtube.com/watch?v=Zlw_30_zReE

Pdt. Y el turno es de Amaia Montero y Tiziano Ferro con 'El regalo más grande'.