domingo, 5 de enero de 2014

El resto de la ciudad

Era un tiempo nuevo y salió a pasear por el resto de la ciudad, por aquella parte a la que nunca iba. El sol tibio de una mañana de enero le acariciaba las mejillas y soñó con que hoy es un día perfecto. Miró al abismo que había bajo sus pies y que se divisaba desde aquel puente de todos los días que cruzaba para no desprenderse de las cosas reales. Después llegó a la puerta del casino, un lugar decrépito y que le recordaba que algo mejor siempre es posible. Terminó en una fuente a la que el tiempo había decapitado la cabeza y los nenúfares eran distintos. Respiró y supo que a partir de hoy ya nadie podría quitarle las cosas intangibles...
 

4 comentarios:

Martina Santo dijo...

Hola Ce!!!! Últimamente ando escasa de tiempo, pero siempre te estoy leyendo, eh!!! Qué tengas un excelente 2014...Siempre bellos y pensantes tus escritos;)
Abrazo grande!!!

Patricia dijo...

No hay nada como observar la realidad sin filtros, reconociendo lo efímero y lo atemporal, para darse cuenta de esa reflexión a la que llega tu personaje, que lo intangible es nuestro, como la libertad, y no puede quitárnoslo. Un abrazo.

Ce Castro dijo...

Me pasa lo mismo, Martina. Qué alegría que estemos los dos todavía por aquí. Un abrazo grande ;)

Ce Castro dijo...

Jo, qué bonita reflexión haces Patricia, me la apunto. Es un placer tenerte por aquí. Un abrazo.