Cold little heart, de Michael Kiwanuka.
martes, 29 de agosto de 2017
Pendientes
Sé que había algo pendiente. Lo sé, pero no recuerdo
qué. Debe ser el buen tiempo o lo ocupado de los días. El trajín diario es lo
que tiene, no nos deja ver más allá. Nos anega y nos impide respirar. Quizá sea
eso, respirar. A veces se me olvida. No, creo que no, lo hice hace un par de
días. Tal vez, comprar cosas, que es algo que siempre relaja. O limpiar el
salón, que está lleno de polvo. Sé que se me olvida algo, pero no hay manera… No
me viene a la cabeza…
domingo, 27 de agosto de 2017
Ellos solo eran un lastre (IV)
Comenzaron a llamarla de una gran emisora local de
radio, la que lo controlaba todo, para participar en sus programas. Les interesaba,
según le dijeron, su opinión de las cosas. Pero era una trampa. Sí, la
escuchaban y la dejaban hablar, pero su novio Capitán Li perdió su empleo. Circunstancias
de la producción, le dijeron. Después en el bar donde cada tarde jugaba al
dominó a su padre dejaron de saludarle. En misa todas se compadecían de su
madre, con una hija así es normal que estés más delgada. Los disgustos es lo
que tienen. Resignación, querida, que todo pasará pronto. La maquinaria del
poder había tejido una tela de araña perfecta hasta que lograron asfixiarla. Su
trabajo quedó para el recuerdo como un oasis en el desierto, como algo
anecdótico... Sin fuerzas dio un paso a un lado, pero ella seguía llamándose
María del Carmen y nunca olvidó todo lo que aprendió aquellos tristes años. Sola,
sin empleo y pobre siguió viviendo en su misma casa, aquella donde las paredes
se iban entristeciendo poco a poco. No había ascensor y el casero no quería
arreglar las humedades. Pero en el fondo le daba igual porque ellos nunca pudieron
arrebatarle la esperanza de que todo fuera mejor.
Pd. Y hasta aquí este pequeño repaso a lo sucedido. Durante los últimos domingos hemos tratado de recordar. La lucha contra el olvido es hoy como siempre fundamental...
Revolución, de León Benavente.
Pd. Y hasta aquí este pequeño repaso a lo sucedido. Durante los últimos domingos hemos tratado de recordar. La lucha contra el olvido es hoy como siempre fundamental...
viernes, 25 de agosto de 2017
Canciones en agosto
A punto de morir este mes de
agosto, de morir o de pasar a mejor vida. Buen momento para recordar algunas de
las canciones de las últimas semanas o de las que están por venir. Comenzamos: All
good things (come to an end), de Nelly Furtado; Forever and ever, amen, de
Randy Travis; In the good old days, de Dolly Parton; Hurt, de Johnny Cash; IMT,
de Love of Lesbian; Way down we go, de Kaleo; Haz conmigo lo que quieras, de
Marlon; CSN, de Lágrimas de sangre; Runrún, de Nacho Vegas; No hay tanto pan,
de Silvia Pérez Cruz; Revolución, de León Benavente; y Julie, de Levellers. Creo
que esta vez hay un poco de todo, como debe ser…
martes, 22 de agosto de 2017
A todo lo que da
Dame más. Lo quiero todo. No me voy a conformar con
menos. Lo necesito, es lo único que a estas alturas me alimenta. Nada de medias
tintas. Preciso tu amor completo, sin medias verdades. A todo lo que da…
Get away, de Latasha Lee.
domingo, 20 de agosto de 2017
Ellos solo eran un lastre (III)
Si los suicidios de sus conocidos hubieran ocupado la
mitad de espacio en los informativos que el de los acusados de
tanta tropelía otro gallo hubiera cantado, pero de ellos pocos se acordaban con
el paso del tiempo. Pronto comenzó a notar que todo aquello, luchar por los
suyo, le costaría demasiado caro. La clase media y sus gobernantes no le
perdonarían nunca que los hubiese dejado en evidencia. Ellos, los otros, jugaban con
ventaja: había muchos que seguían teniéndoles medio, sin darse cuenta de que
cuando ya no te queda nada, nada pueden quitarte. También controlaban los
resortes y sabían perfectamente cuando dar zanahorias y cuando asestar los
golpes. Podrían dar diez, pero solo daban dos y dejándote claro que era por su
gracia. Hubo tantas mentiras, tantos engaños, tantos tormentos, que Cacarmen
comenzó a doblegarse. No eran suficientes los abrazos de las madres que tenían,
gracias a su esfuerzo, una cama donde dejar dormir a sus niños. Tampoco que
todos la saludasen y le diesen apoyo cuando bajaba a comprar el pan...
Pd. El próximo domingo terminamos estas entregas que dibujan algunas cosas de las que han pasado en los últimos diez años en España...
No hay tanto pan, de Silvia Pérez Cruz.
Pd. El próximo domingo terminamos estas entregas que dibujan algunas cosas de las que han pasado en los últimos diez años en España...
viernes, 18 de agosto de 2017
Teles de Telesforo
Lo tenía todo, pero no se daba cuenta. Teles, no le
gustaba que le llamaran Telesforo, había nacido en el seno de una familia
acomodada, medio alta. De esas que nunca se ocupan de los problemas de la vida
diaria, entre semana trabajaban y los fines de semana se iban a comer a un
restaurante…
Haz conmigo lo que quieras, de Marlon.
martes, 15 de agosto de 2017
Las navajitas
Aquel agosto era un no parar. Era lo que les tocaba por vivir en las
medianías, desierto de actividad durante el periodo estival. Por aquel pueblo
no pasaba «ni el Tato», como le gustaba decir a Marita. Y en éstas era normal
que el grupo de las «navajitas», por su amor incondicional a Navajita plateá,
intentara buscar alivio en cualquier parte. Allí donde había un poco de meneo,
allí intentaban estar ellas. No siempre era fácil conseguir el permiso de sus
padres, pero con la excusa de que iban todas juntas, siempre aflojaban. El próximo
objetivo era lograr estar en la romería de San Nicolás de Bari, que sin duda
era la mejor fiesta del verano. Puri fue la que más problemas tuvo de las
cuatro, ya que a su padre Filemón no le hacía ni pizca de gracia que su pequeña
anduviera a las tantas, triste y sola, rodeada de una manada de lobos. Cuando el
argumento de que iban todas, no funcionó tiró del llanto y de la promesa de que
irían todo el rato con la madre de Solveida, sin separarse un mínimo instante. Claro
está, la madre de Solveida, inocente, estaba de vacaciones en Maragatos, a
miles de kilómetros de allí. Al final, llegó el día y se pasaron toda la mañana
preparándose en casa de Marita. La primera en llegar fue Mariví, que había ido
en bicicleta con su mochila, que pesaba un quintal. Después llegó Solveida
revolucionándolo todo, la había llevado Suso, su hermano, y no perdió la oportunidad
de intentar encasquetárselo a Mariví. La última, una vez más, Puri, que no
perdió la costumbre de hacerles saber que era un alma en pena. Las cuatro
tenían ganas de fiesta y es que Marita cumplía quince. La oportunidad bien
valía una botella de ron, que se bajarían entre las cuatro para congraciarse
con aquel verano tan muermo en el que estaban atrapadas. A las cuatro de la
tarde salieron ataviadas con los trajes típicos, incómodos y que las asaban,
porque desde la calle Tino no paraba de tocar la pita. Tino era la última
conquista de Marita, al que más pronto que tarde ella daría el pasaporte porque
era de las que creía que la vida había que vivirla. Entre pitos y flautas
llegaron un poco tarde, la romería ya había salido, y Mariví se puso de morros.
Ella es así, la remedaban a sus espaldas. La botella comenzó a bajar y cuando
ya no hubo más, se pasaron a mendigar entre las carretas por un poco de vino
peleón. El botín les sirvió para medio llenar su botella de nuevo. Sentían que
juntas, las «navajitas» podrían con todo. Cuando llegaron a la plaza del pueblo
y el santo entró en la ermita ya ni se conocían. Estaban en lo más alto:
bailando, riendo, sintiendo que todo era posible. Y en mitad de la euforia
Mariví vio a Gloria, una cuarentona de por allí, que se la llevó a un apartado.
Entre unos coches a medianoche, la besó y la acarició como siempre pensó que la
besaría su príncipe azul. Y en mitad de la euforia tuvo miedo, se apartó y
rechazó a aquella marimacho que tenía un par de hijos y siempre tenía pinta de
borracha. Prefirió no pensar, regresó al bullicio de la nada, a los gritos y a
las risas. Volvió con Puri, a la que ya le dolían los pies, y a Solveida, que
tenía el periscopio puesto porque no quería quedarse sola, aunque se moría por
comerse a Sulliván. Él prefería a las guapas y eso que a ella solo le faltó
arrodillarse. Mariví buscó la botella que cargaba en la mochila y tomó el
último sorbo sin respirar. Nada sabían de Marita, que siempre desaparecía en
aquellas fiestas. Mariví buscó aire, miró a las estrellas y cuando a punto
estuvo de llorar sonó su canción favorita. Durante aquellos tres minutos dejó
de sentirse sola y bailó. La noche, aquella noche que ponía punto y final a su
verano, menguaba. El miércoles comenzarían las clases y con ellas la maldita
rutina del invierno. Cuando la música se apagó definitivamente fueron a por
unos perritos calientes, hacían tiempo para que llegaran Marita y Tino, que
eran los encargados de llevarlas a casa. Cuando todos se habían ido, la
parejita regresó con más ganas de marcha. No sabían de la hora, solo sabían del
amor, del verano y de la vida. Puri, Solveida y Mariví subieron al coche y les
dejaron hacer.
domingo, 13 de agosto de 2017
Ellos solo eran un lastre (II)
A las semanas una plataforma de ciudadanos
comprometidos giraba a su alrededor. No impidió el desahucio de su amigo Íñigo, pero
logró que no se quedase en la calle. Desde aquel momento María del Carmen o
Cacarmen como la llamaban sus nuevos amigos dejó de ser clase media para
convertirse en pobre. Comprendió del estigma que suponía no tener dinero, algo
que hasta entonces nunca había notado. Sin empleo, ni siquiera podías abrir una
cuenta en un banco, requisito imprescindible para recibir cualquier ayuda o
subsidio. Los desempleados dejaron de ser personas, solo eran lastre. Se envenenaba
de rabia cada vez que oía hablar de pobreza infantil, como si esos niños no
tuvieran padres y madres también pobres y sin nada de comer en la nevera. Como todos
los de su generación leyó a Stéphane Hessel y creyó en que los de abajo podían
asaltar los cielos. Eran más y sobretodo, mejores. Algunas noches no podía
reprimir las lágrimas, la vida le dolía tanto... Quizá demasiado. Las horas
pasaban demasiado lentas y cada pequeña victoria siempre se teñía de amargura…
Pd. Aquí va la segunda entrega de esta historia. El próximo domingo más...
Runrún, de Nacho Vegas.
Pd. Aquí va la segunda entrega de esta historia. El próximo domingo más...
viernes, 11 de agosto de 2017
Como si importara...
Como si a alguien le importara, aquí sigo escribiendo
día tras día, contando cosas que no le interesan a nadie. Acumulando letras y
recuerdos, solo eso. Ya no sé ni el tiempo que hace. A veces me gustaría que
esto cambiara, que de repente todo fuese para arriba, que siempre es un buen
lugar al que van las cosas. También que a la gente le preocuparan estas cosas,
que me parasen por las calles para preguntarme, para interrogarme o pedirme
cosas. Pero, no es así…
I.M.T., de Love of Lesbian.
martes, 8 de agosto de 2017
De día...
No sé qué día es hoy. Seguro que
ha amanecido bueno, con sol y calor. Es la época. La gente debe haberse
saludado cordialmente, como si todo fuera sobre ruedas. El cartero ha pasado a
su hora y en el estanco están comentando la última de esa famosa tan famosa que
nunca ha hecho nada memorable… Han vuelto a bajar el precio de las fresas,
aunque me decantaré por los tunos. Cuestión de gustos, supongo. Sí, seguro que
hoy es un día genial…
NM, de Niños Mutantes.
domingo, 6 de agosto de 2017
Ellos solo eran un lastre (I)
María del Carmen había sido una chica normal. Lo había
sido justo hasta el día en que dejó de serlo. Aquel fatídico día decidió que todo
debía cambiar, aunque aquella decisión llegó desde el devenir de los
acontecimientos. De pequeña nunca había destacado en exceso, aunque siempre se
le vio un especial interés por las causas perdidas, perdidas para algunos, para
los mismos que habían dejado de creer en los rebeldes sin causa. Aquel día, el
del cambio, se encontró por sorpresa con Íñigo. Aquel muchachito siempre le
había gustado, aunque ahora estaba regordete y se le notaba demasiado la caída
del pelo y la presbicia. Ella locuaz, como siempre, le invitó a un cafelito en
el bar de la esquina y desesperado él aceptó. Durante la charla le contó que el
banco les daba unas semanas para abandonar la casa, su hogar... Era una más de
tantas víctimas de la crisis, de la puta crisis. Con el tiempo, ella comprendió
que Íñigo no era víctima de la crisis, algo etéreo, sino que lo era de unos
desalmados de carne y hueso. No pudo resistirse y comenzó a moverse…
Pd. Todos los domingos de agosto iremos completando esta historia, que es la historia de aquellos que han tratado, tratan y tratarán de que todo vaya un poco mejor.
CSN, de Lágrimas de sangre
Pd. Todos los domingos de agosto iremos completando esta historia, que es la historia de aquellos que han tratado, tratan y tratarán de que todo vaya un poco mejor.
viernes, 4 de agosto de 2017
Controlándolo todo...
Allí estaba él con su tatuaje en el antebrazo, eran
unas letras tan oscuras como extrañas… Estaba observándolo todo, dominándolo
todo con sus ojos claros y su sonrisa apabullante. Le vio llegar desde lejos y
no le quitó los ojos de encima, lo controlaba. Sonreía mientras seguía sus
pasos. ¿Qué pensaría, qué sabría? El otro solo podía defenderse esquivando las
miradas y con los brazos –tensos- bien cruzados en su pecho…
In the good old days, de Dolly Parton.
martes, 1 de agosto de 2017
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