domingo, 20 de agosto de 2017

Ellos solo eran un lastre (III)

Si los suicidios de sus conocidos hubieran ocupado la mitad de espacio en los informativos que el de los acusados de tanta tropelía otro gallo hubiera cantado, pero de ellos pocos se acordaban con el paso del tiempo. Pronto comenzó a notar que todo aquello, luchar por los suyo, le costaría demasiado caro. La clase media y sus gobernantes no le perdonarían nunca que los hubiese dejado en evidencia. Ellos, los otros, jugaban con ventaja: había muchos que seguían teniéndoles medio, sin darse cuenta de que cuando ya no te queda nada, nada pueden quitarte. También controlaban los resortes y sabían perfectamente cuando dar zanahorias y cuando asestar los golpes. Podrían dar diez, pero solo daban dos y dejándote claro que era por su gracia. Hubo tantas mentiras, tantos engaños, tantos tormentos, que Cacarmen comenzó a doblegarse. No eran suficientes los abrazos de las madres que tenían, gracias a su esfuerzo, una cama donde dejar dormir a sus niños. Tampoco que todos la saludasen y le diesen apoyo cuando bajaba a comprar el pan...

No hay tanto pan, de Silvia Pérez Cruz.

Pd. El próximo domingo terminamos estas entregas que dibujan algunas cosas de las que han pasado en los últimos diez años en España...

No hay comentarios: