domingo, 6 de agosto de 2017

Ellos solo eran un lastre (I)

María del Carmen había sido una chica normal. Lo había sido justo hasta el día en que dejó de serlo. Aquel fatídico día decidió que todo debía cambiar, aunque aquella decisión llegó desde el devenir de los acontecimientos. De pequeña nunca había destacado en exceso, aunque siempre se le vio un especial interés por las causas perdidas, perdidas para algunos, para los mismos que habían dejado de creer en los rebeldes sin causa. Aquel día, el del cambio, se encontró por sorpresa con Íñigo. Aquel muchachito siempre le había gustado, aunque ahora estaba regordete y se le notaba demasiado la caída del pelo y la presbicia. Ella locuaz, como siempre, le invitó a un cafelito en el bar de la esquina y desesperado él aceptó. Durante la charla le contó que el banco les daba unas semanas para abandonar la casa, su hogar... Era una más de tantas víctimas de la crisis, de la puta crisis. Con el tiempo, ella comprendió que Íñigo no era víctima de la crisis, algo etéreo, sino que lo era de unos desalmados de carne y hueso. No pudo resistirse y comenzó a moverse…

CSN, de Lágrimas de sangre

Pd. Todos los domingos de agosto iremos completando esta historia, que es la historia de aquellos que han tratado, tratan y tratarán de que todo vaya un poco mejor.

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