martes, 17 de abril de 2018

Compañero de viaje

Supongo que el rencor no es buen compañero de viaje. No debe serlo, pero a veces es complicado deshacerte de él. Está ahí, alimentándose a cada segundo del pasado, viviendo a costa de lo ocurrido y atragantándosete en el gaznate. Lo intentas reprimir, que no se escape, pero es inevitable. Sale a cuenta gotas, despacio, sin que se note, en pequeñas dosis, cada vez que pierdes una batalla. No se dan cuenta, pero tú sabes que continúa ahí, acogotándote. Lo notas en las arrugas de la cara y en que ya casi nunca sonríes…

Procuro olvidarte, versión de Mayte Martín.

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