miércoles, 27 de febrero de 2008

Deshabitado con zapatos nuevos


Zapatos nuevos. Vuelvo a estar solo. Estoy a medio camino entre el cachorro y aquel niño de la burbuja de cristal, aunque ya no llevo puesta mi escafandra –la que me aislaba del bien y del mal-, sólo unos zapatos nuevos. Ando despacio mientras el aire frío de la noche acaricia mi espalda. Las baldosas del suelo son cuadradas. Todas iguales. Y sigo transitando, siendo mi único protagonista.
Hace unos días jugué a hacer aviones de papel. Había olvidado cómo se hacían. Luego, me tocó “tunearlos”. A la hora de hacerlos volar, el viento me ayudó mucho. Había buenos y malos. No recordaba que también había piratas que vuelan surcando los aires haciendo de las suyas.
Estaba tranquilo. Salvo en los días que la realidad me asaltaba. Que me arrastraba hacia las lágrimas. Pero a pesar de todo, estaba en paz. Viendo los días pasar. A la espera de tiempos mejores. De las buenas temporadas.
Ahora el ruido del miedo no me deja escuchar otra cosa. Miedo a tener miedo. A no ver la luz hacia la que siempre camino. A quedarme atrapado en este pozo y perderme para siempre. A permanecer así, en esto que no es ni chicha ni limoná, ni . A eso tengo miedo. A mí.
Vuelvo a caminar. Y sonrío timorato. Ya no sé de otro modo. La cal y la arena revueltas tienen estos efectos. Mientras, pienso en Bilbo (Bilbao). En sus edificios. En esos ladrillos naranja. En lo altos que son. Me dicen que antes la ciudad era más fea, más industrial. Cosas de la “reconversión” a la que tanto temo. Esa que me desazona el corazón.
Y no sé qué hacer. Todo da vueltas. Nada se detiene. El frío sigue incrustado en mi espalda mientras espero el próximo tranvía. Faltan doce minutos implacables. Un indigente me pide céntimos para un taxi. Y no tengo fuerzas para ayudarle. Sigo deshabitado, pero con zapatos nuevos.


Pdt. La temporada pasada mi equipo era el Moraleja, un conjunto extremeño que me tuvo en un ¡ay! toda la campaña. Este año y sin la peña acánida, no me ha quedado más remedio que hacerme de los benjamines del Tenisca.

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