miércoles, 20 de julio de 2011

Los heredados

Estaba decidido a irse unos días fuera. El joven de camiseta azul apuraba su café en aquella terraza donde había dado los primeros pasos de su vida y ojeaba distraído su agenda. Llena de nombres. Comenzó a recordar. A unos más que a otros y se sorprendió de la cantidad de amigos ‘heredados’ que tenía. Sí, de esos que le habían llegado a través de otros, pero se habían quedado con él. Se detuvo en un nombre: Maravillas. No recordaba cuál fue la primera vez que la vio. Supo que había sido la mejor amiga de Lucho, pero se habían enfadado. Meses después se reconciliaron y Lucho volvió a respirar por las noches. El chico de la camiseta azul le abrazaba, pero no siempre era suficiente. Ahora Lucho se había ido y era Maravillas la que se había quedado. Los primeros días habían sido complicados. No quería verla, ni oírla para no resucitar heridas que sangran perpetuamente. Pero al final el tiempo pone cada cosa en su sitio. Sabía que se había equivocado, que no había sido justo. Se impuso entonces la delicadeza e inteligencia de Maravillas. Tenía unos ojos redondos y simpáticos y siempre estaba dando vueltas como un tiovivo divertido. Ahora al chico de la camiseta azul le tocaba saberse errado y tras coger su teléfono móvil comenzó a marcar.


Pdt. Le toca el turno a Delafé y las flores azules con 'Espíritu santo'.

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