domingo, 7 de agosto de 2011

Y el viento

Hacía más de cinco mil días que no pisaba aquella tierra. El viento ahora soplaba mucho más fuerte de cómo lo recordaba. En la última vez, la de la despedida, había sol. También había lagartos, muertos de hambre tras la sequía del invierno. Y el viento… Siempre el viento. Alguna ventana se entreabrió a su paso, pero no hubo despedidas. Tanto tiempo después la Iglesia permanecía cerrada y un grupo de viejos jugaba al dominó despreocupados al cobijo de unas planchas mal puestas. La venta había cerrado a las dos y ya no quedaban bares abiertos. No había nada que ver. Piedras, pencas y alguna higuera que se había librado de la diáspora de los noventa. Ahora volvía a estar de paso: Para olvidar. Unos días, tal vez una semana. El zumbido del viento entre las hojas de la palmera le seguía atemorizando. Nunca había podido desprenderse de ese sonido y las noches de tormenta en la gran ciudad aquel ruido volvía a metérsele por las rendijas. Nunca estuviste para cobijarme, se dijo entre dientes. Sabía que aquel no era el mejor sitio para no recordarlo, pero al menos tenía que intentarlo. Una vez más. Quizá la última.

http://www.youtube.com/watch?v=hAxiPFE6pqM&feature=related

Pdt. 'Me gusta como eres', de Járabe de Palo.

4 comentarios:

La isla margarita dijo...

Me encanta tu blog, felicidades, de veras =D

Ce Castro dijo...

Muchas gracias por tus palabras, un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Subiendo poco a poco! Me encanta tu forma de escribir, y más aún los temas como éste. Siempre me han encantado las pelis y libros de gente que se iba de los pueblos a la ciudad, y que por mucho que triunfase, acababa regresando al pueblo buscando la seguridad que sentía al ser niño.
Me gusta, me gusta!! =)
muá

Ce Castro dijo...

Muchas gracias Franicio y tomo nota acerca de tus preferencias. Sí que es un tema recurrente lo de volver al origen. Bss.